Antes de nada, debes saber que el buen cuidado del abeto parte de la base de que ha de estar bien enraizado en su contenedor o maceta. En muchos lugares, los cultivan especialmente para usarse en Navidad, podando sus raíces sin posibilidad de que sobreviva poco más de un mes tras su cultivo.
Si no es el caso del tuyo, tras la Navidad podrás replantarlo en un lugar preparado para ello. Necesitan una temperatura fresca para su mantenimiento y un riego constante, cada dos o tres días, en el caso de que las temperaturas no sean excesivamente bajas. En pleno invierno, podrá pasar más días sin regarse. Lo mejor para hacerlo es regar no sólo en la zona más superficial, sino con intensidad para que llegue a las raíces y puedan adherirse con más facilidad, evitando que queden secas. Sin embargo, evita encharcar la zona. Ve regando poco a poco, viendo cómo la tierra absorbe el agua que necesita.
Puedes añadir un fertilizante organomineral una vez cada 15 días para mantenerlo nutrido.
Para lograr mayor densidad en su crecimiento, es recomendable realizar una poda. Ayudarás, además, a evitar las plagas de hongos y bacterias.
Para multiplicarlo utiliza la técnica de los esquejes, injertos o semillas.