Concebido para alojar un grupo de varios estudiantes, el salón-comedor de esta vivienda derrocha frescura por los cuatro costados. Es un proyecto realizado por el joven interiorista Javier Manzaneque, junto a la empresa Urbacon Criptana, para la ejecución de la obra.
Estilo para todos. Uno de los primeros pasos al iniciar esta reforma fue hacer gala de una empatía total con sus futuros inquilinos imaginando sus necesidades y gustos. Así surge una decoración juvenil que se basa en muebles confortables y ligeros pero resistentes y
una paleta de color general apta para todos los gustos.
Revestimientos bien elegidos. Pensando en el día a día de los estudiantes, Javier Manzaneque apostó por una pintura de color blanco, en paredes y techos, y por un diseño sorprendente en la zona del comedor. La idea era dotar así al espacio, de un rincón para la inspiración y la creatividad, seguro que de aquí nacerán grandes ideas.
El salón contaba ya con los elementos básicos pero le faltaba decoración y calidez.
EL SALÓN, ANTES
DESPUÉS, UN SALÓN COMEDOR MODERNO
Los textiles y los detalles juegan un papel fundamental en el cambio.
CLAVES DECORATIVAS
La pintura. El principal recurso empleado en el cambio de este espacio fue el juego de colores y corcho que se llevó a cabo en la zona del comedor. Una propuesta fantástica, tanto por su carácter decorativo, como por las sensaciones visuales que provoca. ¡Todo un acierto!
Los complementos. Son los almohadones, los jarrones, la alfombra, las plantas y flores y, por supuesto, la fotografía de gran formato ubicada sobre el sofá, son los que marcan el ritmo del espacio. Sin ellos, el ambiente se nos antoja demasiado vacío.