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José Andrés es una de las grandes figuras de la cocina mundial. El chef asturiano es uno de los grandes embajadores de nuestro país a nivel internacional, especialmente en un Estados Unidos que es su segunda cosa. Toda una figura ilustre de nuestro país que nos enorgullece con sus acciones humanitarias o con sus geniales promociones de nuestra cultura y gastronomía. Una muestra reciente es José Andrés y familia en España, serie de HBO donde el chef y su familia hacen un recorrido por nuestro país y su enorme patrimonio gastronómico.
Sin embargo, hemos de admitir que cada país tiene sus rasgos y las costumbres pueden hacer que estos sean tan maravillosos como la falta de costumbre hacer que resulten molestos. Uno de los corazones de la cocina mediterránea, y en especial de la española, son los sofritos. Si no le ponemos a una receta una base con ajo o cebolla, como que no es un plato español. Para nosotros, el ajo puede ser un elemento imprescindible, pero tenemos que comprender que a otros como a la inglesa Victoria Beckham nuestro país le chirriara porque "España huele a ajo". Además del sabor, la gracia y la asombrosa falta de vampiros que el ajo regala a nuestro país, todos sabemos que la peleano hortaliza es también célebre por dejar mal aliento, o al menos un aliento fuerte a quien se lo come. Por eso, ha sido tradicionalmente evitada, especialmente a nivel internacional donde es más raro comerla, durante una cita o un encuentro romántico.
¿Y qué recomienda José Andrés a todo su público internacional para una primera cita? Pues el ajo, por supuesto. Y la razón es tan sencilla como razonable. Así lo comentaba el propio chef asturiano en un TikTok reciente dónde defendía su amor por el ajo.
El chef empieza afirmando que "nada es más maravilloso para él que el ajo", aunque suelta la típica coletilla de "si vas a una cita, mejor no lo comas". Ahora, y aquí viene lo importante: "Si vas a una cita y quieres estar seguro de que la otra persona es la correcta para tu vida, hazlo. Si la persona se queja de que hueles demasiado a ajo, si empieza a quejarse de eso en tu primera cita, aparta a esa persona de ti inmediatamente". Y no podemos estar más de acuerdo. Puede que algún rollo de una noche se haya arruinado por aliento a ajo, pero de esos de los que te arrepientes al día siguiente. No hay amor que haya impedido el ajo, más bien lo contrario.
Te aconsejamos, de hecho, que lo pongas como aficiones en Tinder, que nunca se sabe por dónde te puede venir el amor verdadero. Menos "me gusta escalar" y más "me gusta el alioli con pan" en las descripciones, por favor.

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.
Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.
Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino.
Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación.
Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.