La toalla con la que te secas después de haberte lavado no se ensucia mucho, ¿no? Si estas limpio cuando la usas... Esta afirmación de una lógica aparentemente aplastante no puede estar más equivocada.

¿La toallas sucias son peligrosas para la salud?

Las toallas son el mejor caldo de cultivo para que proliferen microorganismos, hongos y bacterias, ya que cumplen las condiciones perfectas para que sobrevivan y se desarrollen: están húmedas, tienen un pH neutro (ni ácido ni alcalino, muy similar al de nuestro cuerpo), se encuentran en un entorno con temperaturas cálidas y con oxigeno y tienen nutrientes de los que alimentarse (véase, restos de células muertas o secreciones de nuestro cuerpo que depositamos en la toalla al secarnos). Y, aunque la mayoría de estos microorganismos los cubren también nuestra piel, al encontrar el lugar perfecto para reproducirse pueden ocasionar alteraciones cutáneas e, incluso, infecciones.

"Teniendo en cuenta los niveles de microbios que pueden crecer en las toallas deberían lavarse como mínimo una vez a la semana", afirma el microbiólogo Jason Tetro, autor de The Germ Code y The Germ Files, que confirmas que "los estudios sobre la contaminación microbiana de las toallas revelan que en ese tiempo pueden crecer cientos de miles y posiblemente millones. Esto puede ser suficiente para transferirse a tu piel y provocar olor o una posible infección".

Aunque no lo parezca, "nuestros cuerpos están cubiertos de un microbioma robusto de bacterias, levaduras y hongos. Cuanto nos secamos con la toalla, transferimos estos microorganismos junto con muchas células cutáneas muertas desprendidas a la superficie", afirma la dermatóloga Kristina Collins. Por eso, las personas que sufren de acné o foliculitis pueden empeorar los síntomas e inflamar o infectar los poros por el uso de toallas sucias.

Cada cuánto tiempo se cambia la toalla

No tienen el mismo uso ni desgaste los textiles que utilizamos para secar el cuerpo tras la ducha o las manos en el lavabo. Por eso, lo más recomendable es lavar las toallas corporales después de tres o cuatro usos, también las toallas faciales, y si sufres de acné o eczemas, aumenta la frecuencia de lavado de toallas, fundas de almohada, sábanas o cualquier otro tejido que entre en contacto con la piel.

Las toallas de tocador que solemos utilizar cuando nos lavamos las manos suelen estar expuestas a tipos de bacterias peligrosas, como la E. Coli del tracto gastrointestinal, así que conviene que se laven cada dos días aproximadamente.

Siempre hay opiniones encontradas sobre la frecuencia de cambio de toalla en el baño. Por ejemplo, Javier Sola, experto en alergología del Hospital Ramón y Cajal, recomienda hacerlo al menos una vez a la semana. Por su parte, Philip Tierno, experto en microbiólogía de la Universidad de Nueva York, aconseja que las toallas se laven después de tres usos. También advierte que la mejor forma para saber si una toalla debería estar ya en la lavadora es oliéndola, ya que el olor es el mejor indicador que tenemos para saber que hay microbios creciendo.

¿Qué hacer con las toallas después de la ducha?

Para evitar problemas, debemos tomar una serie de precauciones. La primera es extender bien la toalla para que se seque por completo y cuanto antes. Si es posible la tenderemos al aire libre. Después de usarla, no cuelgues la toalla húmeda en la parte posterior de la puerta del baño. Tardará más en secarse y será un buen caldo de cultivo para bacterias y moho. Para que se seque más rápido, tiéndela en un tendedero.

Otra norma que debes tener en cuenta es no compartir jamás tu toalla. En las de baño es fácil conseguirlo, pero todos tenemos una toalla de manos que utiliza toda la familia. En este caso, lávala más a menudo y, si algún miembro tiene una afección de la piel, procura que utilice una toalla distinta al resto de la familia.

Cómo lavar las toallas y dejarlas como nuevas

Para que la ropa de baño quede perfecta lo ideal sería hacerlo a una temperatura superior a 60ºC, para asegurarnos de que acabamos con todos los microorganismos posibles. Pero si tienes miedo de que tus toallas se estropeen, prueba a poner algún producto desinfectante como el vinagre blanco o la lejía.

La higiene de las toallas del baño será completa si se lava cada cuatro usos, aunque en el caso de las toallas del gimnasio es mejor hacerlo tras cada sesión de entrenamiento, porque además de tener sudor han estado en contacto con otras bacterias. Sin embargo, si ves que el rizo está muy desgastado, puedes dar una nueva vida a este textil al hacer esta manualidad casera para elaborar una alfombrilla de baño con toallas viejas.

¿Cuál es la mejor forma de lavar las toallas?

Para que las toallas se mantengan limpias, suaves y frescas durante más tiempo, hay que lavarlas a la temperatura más alta posible, preferiblemente a 60 °C, pero comprueba siempre la etiqueta de cuidado de la toalla para evitar que encojan. Así te asegurarás de eliminar todos los gérmenes que puedan estar al acecho en la toalla.

ropa mojada en la lavadora, un nido de gérmenespinterest icon
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Utiliza detergente biológico para lavar las toallas blancas y de color, porque contiene enzimas que ayudan a eliminar las manchas de proteínas y grasas. Los blanqueadores ópticos y los agentes blanqueadores ayudarán a mantener brillantes las toallas blancas y pálidas. El suavizante reduce la capacidad de absorción de las toallas, pero si te gusta usarlo hazlo siempre con moderación.

Secar en secadora es la mejor forma de mantener las toallas suaves y esponjosas; sólo tienes que sacudirlas bien antes de meterlas en la secadora. Evita poner las toallas en el radiador, ya que se secarían demasiado y se endurecerían.

¿Cómo limpiar mi alfombrilla de baño?

Este elemento parece uno de los grandes olvidados, pero también recibe la visita de cientos de bacterias y alberga más humedad que la toalla, porque es donde posamos los pies tras la ducha diaria. Recuerda que las prendas húmedas y con una gran superficie son un paraíso para la supervivencia y el crecimiento microbiano. De hecho, estudios realizados por investigadores de Japón y el Reino Unido han demostrado la presencia de miles de bacterias y hongos en la alfombrilla de baño de felpa.

Lo más recomendable es lavar la alfombrilla de baño una vez a la semana con agua caliente, incluso puedes utilizar un desinfectante que contenga peróxido de hidrógeno o agentes no blanqueantes como el ácido cítrico si el textil lo resiste.