El crepitar de la chimenea
La visión de llamas que devoran la leña tiene un encanto especial. Los sistemas tradicionales, abiertos -como el de la imagen- sólo aprovechan el 10% del calor. Sin embargo, las nuevas chimeneas sustituyen el fuego por modelos cerrados con superficies acristaladas que ofrecen el espectáculo de llamas reales y, a la vez, multiplican su poder calorífico. Se trata de diseños que utilizan como combustible leña, gas, bioalcohol y pellet. En el caso del gas, los quemadores se suelen ocultar debajo de troncos cerámicos, el fuego se enciende y apaga con un interruptor o con un mando a distancia y añaden la opción de incluir un programador y un termostato.