Trucos para ganar luz

El cristal, ya sea en forma de ventana, hoja fija, pavés o tragaluz, permite el paso de la luz natural hacia zonas oscuras. Te sugerimos soluciones para lograr que los rincones más umbríos sean luminosos.

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Ventana fija de cristal

Es una excelente solución para prolongar la sensación de perspectiva. Aquí, la interiorista Itzíar Echebarría usó este recurso para sustituir parte del muro que separaba la terraza de este office. ¿El resultado? El comedor de diario ganó luz natural sin resultar angosto porque la vista se pierde hacia el horizonte.

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Un tragaluz puede tener una estética actual que encaje con ambientes de estilo moderno.

Como éste, de cristal al ácido con perfil cromado. Fue un recurso que el arquitecto Hernando Mesa usó en un semisótano para facilitar el paso de la luz desde la calle hasta un cuarto de baño interior.

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El tragaluz

Algunas veces, la presencia de un edificio anexo impide abrir una ventana a la altura convencional. Antes de renunciar a una entrada de luz natural, merece la pena idear un vano de dimensiones y altura poco habituales. Como sucedió en este comedor, donde se abrió una ventana rectangular a la altura de los ojos. Lo más complicado de este tipo de soluciones se plantea a la hora de vestir una ventana tan peculiar. El equipo de Casagrande lo resolvió con un lienzo en blanco hecho a la medida del vano, que tamiza la luz y oculta la carpintería.

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Si el tragaluz se puede abrir, además de luz dispondrás de ventilación.

Este dormitorio antes tenía una ventana que daba a un patio. Cuando éste se cerró para crear un cuarto de estudio, la ventana original se tuvo que sustituir por un muro que independizara las dos habitaciones. Para que el dormitorio no fuera interior, Mercedes Postigo abrió más ventanas sobre el armario.

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Un tragaluz también resuelve la iluminación del pasillo o el recibidor cuando éstos carecen de entradas propias de luz natural.

Abrirlo cerca del techo garantiza que la habitación contigua -en este caso, el salón- se mantiene a salvo de miradas curiosas.

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Los tragaluces no tienen por qué ser rectangulares.

Ignacio Pérez e Íñigo Gancedo idearon tres vanos con cristal transparente para que este cuarto de baño interior recibiera luz desde el dormitorio. Si se hubieran realizado a menor altura, los cristales se habrían instalado translúcidos, para no desvelar lo que hay al otro lado.

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El pavés es muy socorrido para independizar la ducha dentro del cuarto de baño.

No recarga el espacio, permite que la luz circule a través del cristal y ocupa el mismo espacio que un murete. Al estar expuesto al agua, se debe añadir látex a la lechada para impermeabilizar las juntas.

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Una hilera de ladrillos de pavés

El pavés es una pieza de cristal translúcido con múltiples usos. El más común es facilitar el paso de la luz natural desde una zona con ventanas hacia otra que carezca de vanos. Aquí, parte del muro que independizaba la cocina del pasillo se sustituyó por una hilera de pavés para que la zona de paso no fuera oscura. También se utiliza para delimitar dos habitaciones sin romper la sensación de continuidad entre ambas. Otra aplicación consiste en aislar ambientes que comparten un mismo espacio -por ejemplo, un baño integrado en un dormitorio- para garantizar la intimidad de lo que sucede en cada uno de ellos.

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Ventanas con hoja de cristal templado

Cuando el vano se encuentra en una zona con mucha circulación, conviene que el cristal sea templado. En caso de que alguien golpee el vidrio y éste se rompa, el cristal templado -o de seguridad- se fragmenta en trocitos que no caen al suelo, por lo que nunca causa heridas ni cortes. En la imagen que aparece sobre estas líneas, se abrió un vano en el muro que separa el patio de la cocina para que ésta dispusiera de luz natural. En la terraza, el alféizar que se creó al hacer la ventana se aprovechó para colocar tiestos.

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En el cuarto de baño,

la pared de la bañera es una zona perfecta para abrir un tragaluz, ya que es la única que nunca se va a utilizar para colocar un espejo o colgar un mueble con espacio de almacén. La arquitecta Eva Diego García abrió este tragaluz en la pared que separaba el baño -interior- de la cocina.

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