El diseño de interiores se renueva de forma constante y las Generación Z reivindica su espacio en casa con una decoración que le produce #bienestar y está en las antípodas del estilo escandinavo. Hablamos del estilo cluttercore, pero ¿cuáles son las bases esta nueva tendencia decorativa?
El estilo de vida está íntimamente relacionado con la decoración, por eso el cluttercore ha sido adoptado por los adolescentes. Se trata de abrazar el exceso en ambientes positivo y desenfadados, aunque en apariencia sean caóticos. Justo ese tipo de atmósfera que a una madre puede hacerle hiperventilar, por no hablar de la metódica Marie Kondo, pero que es el refugio perfecto para los teenagers.
Quizá la pandemia haya sido el artífice de que proliferen en las redes sociales los dormitorios adolescentes con aspecto poco ordenado. Es un hecho, que el hashtag #cluttercore tiene millones de visitas y no olvidemos que mentes muy creativas y genios de todos los tiempos —como Alexander Calder, Virginia Woolf, Steve Jobs, Albert Einstein o Francis Bacon— no destacaban por tener ordenados sus estudios o escritorios.
Hasta el caos tiene una línea argumental, que no es otra que el individualismo. En este caso, a través de un desorden intencionado. Es una forma de acercarse a lo extravagante, aunque la apariencia sea de dejadez.
Pero, las estanterías tienen su función definida, porque hay una necesidad de exponer aquellos objetos que se consideran tesoros. Es obvia la huida de la austeridad, pero también que el foco del cluttercore es tener un espacio muy íntimo en el que sentirse cómodo. Por eso, puedes encontrar una mesita de metacrilato al lado de un sillón orejero vintage.
El universo cromático de una casa con tendencia cluttercorees uno de la más amplios y eclécticos del interiorismo, aunque muy cercana a los colores saturados y brillantes, que dominan en el boho chic o las piezas kitsch. Los montones de ropa también ayudan a dar un toque único de colores.
Un ambiente cluttercore es una falta de orden organizada en la que sentirse a gusto, incluso puede ser relajante para algunos tipos de personalidad. Tiene que ver mucho con la emoción, por eso, estos ambientes suelen incluir cajas o cestas para almacenar y crear alturas, paredes abigarradas con fotos, cuadros o pósters y estanterías, que suelen estar repletas de recuerdos o peluches.
Hablamos de esas habitaciones que tienen la cama sin hacer, con muebles repletos de figuritas de coleccionista o Funko Pop, pilas de libros y discos en cada esquina y donde parece que el único superviviente de origen vegetal sería un cactus o un ramo de flores secas.
La persona que elige este estilo busca rodearse solo de las cosas que le gustan, como si los objetos hablaran. Por eso, parece comprobado que son espacios que fomentan la creatividad y el bienestar.
En este sentido, consideran muy fríos los ambientes nórdicos, así que podríamos decir que la casa de Alaska y Mario es un buen ejemplo de esta tendencia en decoración.
El equilibro del cluttercore es justo la sensación que trasmite, ese tipo de sentimiento que tenemos cuando recorremos los puestos del rastro o entramos en una tienda de antigüedades, donde vemos un conjunto muy estético en el que cuesta definir cada objeto.
Son espacios llenos de personalidad, a veces con pinceladas kitsch y donde cabe de todo, desde un recipiente con cookies hasta una colcha de ganchillo, que te regalaron hace años, o una colección de conchas recogidas durante las últimas vacaciones en la playa, que durante este año han tomado una relevancia especial.