Hotel rural La Botica de Vejer
El hotel rural La Botica de Vejer mantiene el encanto de las casas de vecinos típicas de esta localidad gaditana. La belleza del pueblo blanco y la comodidad de sus instalaciones hacen de La Botica un destino idóneo para escaparse.

Callejuelas serpenteantes, fachadas encaladas que reflejan el sol con una luminosidad cegadora, patios repletos de flores que embriagan con su aroma y nos regalan una caricia de frescor… Pasear por Vejer de la Frontera es toda una experiencia sensorial. Su trazado laberíntico —diseñado durante quinientos años de presencia árabe— y su ubicación, sobre una peña de 190 metros de altitud, ofrecen al viajero panorámicas espectaculares que, en los días claros, dibujan la costa de África. En pleno casco histórico, se encuentra la Botica de Vejer de la Frontera.
Antes de que Paloma, Enrique y Josip compraran el edificio para transformarlo en un alojamiento turístico, la vivienda era la típica casa de vecinos en torno a un patio central, una tradición en la arquitectura de esta localidad. De hecho, la Botica de Vejer debe su nombre a la botica del pueblo que se instaló, hace años, en el edificio. Además, cada una de sus 12 habitaciones rememora la denominación de diferentes escuelas de farmacia antiguas. Todas ellas disponen de televisor, calefacción y aire acondicionado, y la mayoría se distribuye en torno al patio original, que se mantuvo como eje central del edificio rehabilitado. En él, el visitante puede desayunar al aire libre tanto en verano como en los días cálidos del invierno. Llama la atención el suelo original, de piedra de Tarifa, un material difícil de conseguir en nuestros días. Es más, para reponer las losetas deterioradas, los propietarios tuvieron que investigar en diferentes derribos de la zona.
Su búsqueda respondió a un objetivo claro: recuperar los materiales del edificio. Sólidos muros, espléndidos suelos de losetas hidráulicas, puertas de madera, rejas de forja… se rehabilitaron. Y allí donde el deterioro de los materiales era demasiado evidente, se encargó a carpinteros y herreros la réplica de los diseños originales para respetar la arquitectura local. El esfuerzo en la recuperación de materiales recibió su recompensa. Cada rincón, cada pequeño detalle, emana encanto en La Botica de Vejer. A él contribuyen los muebles, todos heredados, que durante años fueron testigos de entrañables veladas familiares. Y esa, precisamente, es la sensación que percibe el huésped. Instalado en la terraza, tomando el sol en el solárium o disfrutando del espectáculo del atardecer, el visitante nunca se siente un extraño. Pero el atractivo de La Botica no se encuentra, sólo, entre sus muros. La zona ofrece actividades para todos los gustos. Los más inquietos disponen en Vejer de la Frontera de empresas dedicadas al turismo de aventura. A sólo 6 kilómetros se localiza la playa del Palmar, sin urbanizar y con el viento de Levante idóneo para los amantes del surf. Pero si lo que se busca es el descanso, el Parque Natural de La Breña se encuentra a escasos metros de la casa; merece la pena adentrarse en él para practicar senderismo o avistar pájaros. Y al regresar, la mirada leal de Pitu, el perro de La Botica de Vejer, nos recordará que, un día, sentimos como nuestro un pequeño y bello rincón de Cádiz.
Dirección:Canalejas, 12. Vejer de la Frontera (Cádiz).
Telf.: 956 450 225.
Web: www.laboticadevejer.com
Habitaciones: La casa tiene 11 habitaciones dobles y 1 junior suite, esta última con zona de estar privada y capacidad para cuatro personas. Los precios de las dobles varían entre 60 y 90 €, y la junior suite oscila entre 80 y 100 €, según la temporada. El precio incluye un desayuno bufé tipo continental y el IVA.