Can Bassa: un refugio rural en el Ampurdán
Un refugio que se percibe como propio, con detalles únicos que propician la total desconexión; así es Can Bassa, en el Ampurdán, un lugar de ensueño con sabor rural.

En plena región del Ampurdán, rodeada de bosques, campos y de la tranquilidad que se respira en lugares tan idílicos como éste, se encuentra Can Bassa, una estupenda propuesta para una escapada y refugio temporal al alcance de todo aquel que busque desconexión y contacto con la naturaleza. La reciente rehabilitación de esta antigua masía, que data del siglo XIV, la llevaron a cabo los arquitectos Araus & Mediavilla, la empresa Colorín Colorado, en cuanto a la decoración y Luis Boix Gerona en lo que toca al paisajismo.
Además, el buen gusto y saber hacer de los propietarios se palpa en cada rincón, ya que su implicación fue absoluta. Fueron ellos los que idearon las numerosas puertas de cristal para favorecer las vistas, y apostaron por una decoración con sabor provenzal, en tonos arena y con una perfecta combinación de mobiliario rústico, restaurado por ellos mismos, y piezas de anticuario. Tras las duras tareas de reforma, la propiedad se dividió en cinco apartamentos de estilo rural, cómodos, acogedores y con nombre propio.
Esta casita independiente, con jardín privado, se llama El Lledoner y ocupa unos 100 m² organizados en dos plantas. En la baja comparten espacio una acogedora zona de estar con chimenea, una amplia cocina abierta con comedor y un dormitorio con cuarto de baño para dos o tres personas. La habitación principal se encuentra en el primer piso; con una distribución tipo suite, cuenta con zona de descanso, un vestidor abierto, cuarto de baño y una terraza de increíbles vistas al Ampurdán. Pero su mayor atractivo quizá resida en la cálida decoración elegida para este espacio, con toques de color y el indiscutible encanto del techo de madera con vigas y entramado a la vista. El baño de esta planta también luce su encanto particular, con paredes de piedra natural, encimera y lavabo de cemento pulido y una ducha de obra de cantos rodados.
RESCATAR ELEMENTOS RURALES
- Con la rehabilitación de la vivienda se recuperaron los antiguos suelos de toba catalana, tan típicos de la zona y propios de un entorno rural. Tratados y protegidos correctamente, funcionan de maravilla en una casita de campo y ofrecen la resistencia necesaria a las variaciones de temperatura. Contra el frío bastaron unas bonitas alfombras de lana y algodón.
- Las vigas de madera que cruzaban los techos, ligeramente abuhardillados, también se respetaron y restauraron. Aunque toda la superficie se pintó en un color vainilla suave, la madera se mantuvo en su color natural como aporte campestre al espacio.
- Habitaciones: Esta antigua masía dispone de cinco apartamentos, algunos ubicados en casitas independientes y otros en distintas zonas del edificio principal. Todos tienen capacidad para 4 personas, aunque se puede contar con camas y cunas extra en caso necesario. Los precios van desde 150 € al día.