La Casa Brazão de Mira, en el Alentejo portugués, es perfecta para descansar y recargar energías. Un alojamiento en plena naturaleza de solo cinco dormitorios, fiel a la tradición arquitectónica local.
El paisaje infinito de la región del Alentejo es el mejor horizonte para los viajeros que buscan sosiego. Estamos en uno de los territorios más desconocidos de Portugal. Una naturaleza rotunda —acunada entre vides y alcornocales—, que se funde con el impecable cielo azul. La autenticidad de la zona es uno de sus atractivos y se refleja en Casa Brazão de Mira, en la recoleta localidad de Casa Branca. Un hotelito fiel a la tradición arquitectónica local, con su fachada encalada y dinteles en tono albero. La que antes fue una antigua casona de campo lleva abierta como hospedaje cinco meses, tras una cuidada reforma a cargo del estudio de interiorismo Omnu Creative Houses.
Un pequeño paraíso
La piscina está rodeada de árboles frutales y un cuidado jardín. Es el lugar perfecto para retomar la lectura de un buen libro recostado en sus tumbonas.
Respeto a la tradición
El suelo hidráulico, al igual que las molduras de escayola en el techo, son originales y datan de 1896.
El proyecto del estudio de interiorismo Omnu Creative Housesse, se ha centrado en el respeto de los materiales y en otorgar un papel relevante a la piezas más antiguas de esta propiedad; aunque el verdadero protagonista es, sin duda, el silencio.
El resultado es un interiorismo atemporal en el que es tan sencillo encontrarse con una pieza de diseño de Christian Lacroix, como con muebles rústicos recuperados. El viajero podrá reflejarse en espejos enmarcados en dorado, curiosear láminas antiguas, observar —al detalle— las elaboradas mesas auxiliares diseminadas por distintos rincones y apreciar la belleza de los elementos arquitectónicos. La rehabilitación respetó las viguerías vistas y los suelos cerámicos, tan recurrentes en la decoración tradicional portuguesa.
El diseño geométrico de las losas hidráulicas del salón, que datan de 1896, simula una alfombra que da calidez al ambiente. Y en el techo, los rosetones de escayola, restaurados y pintados en blanco, añaden majestuosidad a las zonas comunes. El alojamiento dispone de cinco habitaciones, cada una con una decoración sugerente. Pero un hilo conductor —el color— unifica Casa Brazão de Mira.
El predominio de las tonalidades blancas aporta luminosidad, y el verde, con diferentes matices, recuerdan la belleza de ese paisaje exterior que enamora.
El alojamiento dispone de cinco dormitorios, piscina exterior, librería, solárium y jardines. Es solo para adultos y no admite mascotas. En la habitación encontrarás frutas y una botella de agua de cortesía. El precio por noche incluye desayuno, conexión wifi y aparcamiento; oscila entre los 110 € y los 120 €. Un dato a tener en cuenta si no te gusta madrugar: el check out es entre las 11:00 y las 12:30 h.
Belleza ecléctica
El cabecero entelado convive con la decoración mural metálica, la silla Panton —un clásico del diseño, creación del danés Verner Panton, en amarillo—, y dos lámparas de mesa, en mármol y metal, de la década de los 70.
Detalles que miman
Las suaves toallas bordadas, el lavamanos exento doble —ideal para que los clientes dispongan de su propio espacio íntimo—, el juego de espejos o los elementos decorativos de anticuario dan un aire chic a este cuarto de baño, que no pierde su sentido práctico.
El interiorismo es un diálogo permanente entre la tradición lusa y la sobriedad natural del Alentejo.
Un trabajo refinado
El aparador, de 1940, se recuperó tras una minuciosa restauración. Sus puertas de cristal dejan ver la vajilla y un juego de café, en porcelana, de estilo art déco. El cuadro sobre la chimenea —en la pared de la derecha— es un retrato de la artista holandesa Angelika Bes.
Composición mural
La antigua vajilla, manufacturada entre 1930 y 1950, tiene una nueva vida colgada en la pared del salón. La lámpara de bronce también pertenecía a la casa.
En busca de luz
Las lámparas de mesa son un plus decorativo que, con su iluminación indirecta, crean una atmósfera acogedora. Bajo el arco se encuentran las escaleras, con peldaños de mármol, por las que se accede al piso superior.
Carácter portugués
Los originales balcones ojivales recuerdan al estilo manuelino. La decoración fusiona el mobiliario clásico —recuperado en la casa o adquirido en mercadillos vintage—, con lámparas modernas, de Designers Guild.
ACTIVIDADES
Si llegas a Casa Brazão de Mira desde Badajoz, planea un par de paradas en Elvas y Évora, en Portugal. Ambas son Patrimonio de la Humanidad por el incalculable valor de sus centros históricos. También es muy interesante la villa fortificada de Estremoz, en especial el mercado del sábado.
La región alentejana es un destino enoturístico privilegiado. Descúbrelo con rutas en bicicleta y a caballo, catas de vino o pícnics entre vides. Info, en www.portugalbywine.com
Todos los #decolovers tienen una cita en los talleres de Arraiolos. Los bordados artesanales de sus alfombras y tapices continúan utilizando las técnicas de finales del siglo XV. Más información en www.turismoenportugal.org
Casa Brazão de Mira se encuentra en la localidad portuguesa de Casa Branca; en la Rua da Estalagem, 1. http://casabrazaomira.com
Omnu Creative Houses http://omnu.pt