Cuando la interiorista Carmen Vontrueba recibió el encargo de decorar esta habitación infantil para un niño, se encontró con una estancia vacía en la que tan solo había una cajonera blanca. La clienta le dio mucha libertad, por lo que pudo elaborar el interiorismo ''desde cero'' y sin trabas. ¿El resultado? Una encantadora habitación dulce y acogedora, fiel al estilo nórdico y con un toque boho.
ASÍ ESTABA ANTES DEL PROYECTO
Para aprovechar la cajonera, Carmen la pintó en un color verde agua, y añadió pomos tipo nudo. Acompañando a una cuna de madera muy natural, colocó un precioso dosel en el mismo tono, a juego con los textiles. Estas notas de color se utilizaron para que el diseño de la habitación no resultase demasiado plano.
La madera es la otra gran protagonista de la estancia, un material que aporta mucha calidez al ambiente. Además de la cuna ya citada, se añadió una mecedora, estantes de pared y una estantería con forma de casita para colocar los juguetes.
En la pared frontal y para dar textura, Carmen utilizó un papel pintado con dibujos de animalitos en blanco y negro.
La decoración se completó con una cesta de fibras con cara de osito, una alfombra también con un oso, y un par de láminas decorativas con animales.
Proyecto e información: Cortesía de Vontrueba Studio.