Los dueños de este piso ubicado en una población cercana a Barcelona, acudieron al estudio de la diseñadora Laura Martínez para realizar una reforma que unificara la zona de día. El reto consistió en integrar la entrada de la vivienda, ya que era el nexo entre la cocina y el salón, dando lugar a un hogar más acogedor.
Para lograrlo, se diseñó un mueble a medida que actúa como separador visual entre el recibidor y la cocina. Por un lado, encontramos una consola, y por el otro, una barra de desayunos, ambas conectadas por este divisor con cuarterones.
En la cocina, el blanco impoluto contrasta con dos puertas de armario en madera natural y con el parquet del suelo.
La integración de los electrodomésticos en los muebles también ayuda a crear visualmente un espacio limpio y continuo.
Además de aportar un aire más informal a la zona, el divisor de ambientes de la entrada contribuye a respetar la tranquilidad del salón en el día a día de la familia.
El espacio ha ganado mayor luminosidad y destaca por su atmósfera acogedora.
Por otra parte, se ha optado por mantener el área del lavadero, pero dejándolo semi-abierto a la cocina e integrándolo con los mismos muebles a medida.
Es en la zona de comedor donde el estilo nórdico luce por los cuatro costados. Aquí, las clásicas sillas Eames Plastic Chair en color blanco, se han combinado con una mesa y un banco con sobre de madera y estructura metálica.
En el salón dominan los tonos cálidos y los materiales naturales como el yute de la alfombra o el ratán de algunas piezas decorativas. Las mesas nido a diferentes alturas, las plantas naturales y el puf cuadrado completan la estancia.
Proyecto e información: Cortesía de Laura Martínez.