Hearst
En ocasiones, un cambio en el estilo de vida requiere una decoración diferente que rompa con el pasado y se adapte a las nuevas circunstancias. Eso, exactamente, es lo que sucedió con el propietario de esta casa. Recién separado, buscaba una vivienda que en nada se pareciera a la familiar. El piso, de 50 m2 más unos 25 m2 de terraza, era suficiente para un single. La ubicación, al pie del Tibidabo, con unas espectaculares vistas de Barcelona y con el mar Mediterráneo al fondo, era excelente. En cuanto a la decoración, buscaba una casa práctica, confortable, con los elementos necesarios para vivir con comodidad, pero sin lujos, que le recordara el estilo de vida de tiempos pasados.
La terraza, ubicada sobre el piso, es uno de los mayores encantos de la vivienda. Espaciosa, permitió crear diferentes ambientes para disfrutar de ella a cualquier hora del día. Una barra en la sombra —ideal para preparar barbacoas—, una zona de estar digna de un salón, el comedor para seis comensales y un rincón para tomar el café se suceden a lo largo de su superficie. Llama la atención el original sofá que Mónica Pla diseñó con un amplio asiento; un cojín en forma de rulo situado en el centro, y que se utiliza como respaldo, delimita su doble uso: como sofá en la zona de estar y a modo de banco enel comedor al aire libre. Una muestra más del ingenio y la funcionalidad que caracterizan la decoración de esta original vivienda
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Al incluir la zona de comedor, sin paredes que delimiten los ambientes, la sensación es de amplitud, un factor clave en un piso de tan solo 50 m2.Sofá y alfombra, diseñados por la interiorista. Cojines: con estampado geométrico, de Jaime Beriestain; y beis, de La Maison, de donde también son la mesa de centro y el puf. Sillas de madera, de Jaime Beriestain.
Taburete de madera como mesa auxiliar
Bajo una escultura diseñada por la interiorista, los módulos blancos y grises se alternan en el sofá y añaden dinamismo al salón. ¿Un detalle original? El taburete de madera que, en este caso se utiliza como mesa auxiliar.Taburete, de La Maison. Lámpara y plaid blanco, de Materia. En la pared destaca una composición de espejos enmarcados, de Jaime Beriestain.
Mesa con estructura metálica
El juego de estructura metálica y materiales naturales se repite en la mesa de comedor -cuyo sobre se realizó con tablones de andamio- y en las sillas, con asiento de fibra. Las lámparas, de madera, armonizan con el conjunto.Mesa diseñada por Mónica Pla. Sillas, de Sacum. Lámparas, de Secto Design, en Smon Barcelona. Mantel, de La Maison. Individuales de ratán y copas, de Cado
Cocina con paredes que no llegan al techo
Las paredes de la cocina no se prolongaron hasta el techo; se dejaron a cierta distancia para que el interior contara con una entrada extra de luz natural. De este modo, la cocina se ubica dentro de un cubo cuyo volumen se convierte en un llamativo elemento arquitectónico que rompe la uniformidad de la casa.Los taburetes de madera son de Little House
Pequeña barra para el desayuno
La encimera se prolonga a través del pasaplatos en
una pequeña barra de desayunos de color blanco, a juego con el rodapié.
Cocina con acabado en madera
Los armarios de madera en el interior y la pintura azul en las paredes externas ofrecen una original combinación de acabados en la cocina. Bandejas y alfombra, de Estilo Nórdico. El taburete pintado en color azul es de Jaime Beriestain.
Sofá y mesas de comedor hechas con troncos
Su amplitud permite distribuir la superficie en una zona de estar y un comedor. Al fondo, y en un nivel ligeramente más alto para disfrutar de las vistas, se colocó una mesa de café. Los sofás y las mesas de comedor y de centro, estas últimas realizadas con troncos, son diseño de la interiorista Mónica Pla. Cojines, de La Maison. Alfombra, de Estilo Nórdico. La silla pintada en rojo es de Jaime Beriestain.
La interiorista Mónica Pla se hizo cargo de la reforma y la decoración. La distribución se mantuvo, con un amplio salón-comedor —comunicado con la cocina a través de un pasaplatos—, un dormitorio y un cuarto de baño. Sin embargo, el suelo original se cambió por parqué, un material que invita a caminar descalzo.
Las paredes se pintaron en blanco, pero la interiorista hizo un guiño al mar, la gran pasión del propietario, y revistió las paredes exteriores de la cocina en un azul que evoca el Mediterráneo. En cuanto a los muebles, la madera se convirtió en el material estrella de las piezas, la mayoría de ellas diseñadas por Mónica.
Recibidor con baldas de madera
Libros, discos y compactos ocupan un lugar poco habitual: el recibidor. La interiorista Mónica Pla diseñó dos estanterías con baldas realizadas con madera procedente de andamios. Las colecciones en la entrada anticipan la originalidad de la decoración que caracteriza al resto de la casa y desvían hacia el recibidor un espacio de almacén que se suele adjudicar a la zona de estar.
La escalera a un lado y la original combinación de mesilla y lámpara de pie a otro es un buen ejemplo de la tendencia que propone decorar el dormitorio con piezas diferentes a ambos lados de la cama.
Mesilla y lámpara diseñados por la interiorista. De La Maison:escalera, manta, plaid y cojines. La funda nórdica y las cortinas son de Filocolore. Alfombra, de Materia.
Azulejos, encimera y mueble de lavabo se eligieron en este color. El acabado refleja la luz natural que entra a través de la ventana y la multiplica; un efecto óptico que, además, consigue que el cuarto de baño parezca más grande. Cesto realizado en fibras, de La Maison. Toallas, de Estilo Nórdico. Lavabos, de Roc
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