Una casa marbellí abierta al exterior

Paredes con estuco y piezas recuperadas añaden carácter a esta casa en la que terrazas, porches y una decoración orientada a multiplicar la luz permiten disfrutar del clima marbellí. 

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Ubicada en Marbella, en una urbanización junto al Mediterráneo, esta casa fue construida en 1962. Cuando sus propietarios, la decoradora noruega Mette Eilen Johansen y el artista Jim Allister, la adquirieron en el año 2011, la edificación necesitaba algunas reformas. Sus nuevos dueños, habituados a comprar inmuebles para rehabilitarlos y decorarlos, tenían claro sus objetivos: lograr que la luz natural fluyera sin obstáculos hasta llegar a todos los rincones, actualizar la instalación eléctrica y renovar los acabados. Pero todo ello sin alterar el espíritu original de los años 60.

La casa tiene dos plantas. Antes de entrar, una terraza decorada con un banco de obra en forma de L ya anuncia la importancia que tienen las zonas de exterior para sus propietarios. La planta baja cuenta con un pequeño aseo de cortesía, la cocina y el salón-comedor. Desde aquí se accede a una segunda terraza, dividida en tres ambientes: un comedor bajo el porche, una zona de descanso con una cama balinesa —también a la sombra— y el solárium, que incluye un estar, la barbacoa y un par de tumbonas. En la primera planta situaron los dormitorios —el principal y el de invitados, que a diario se usa como estudio— y el cuarto de baño.

A la hora de actualizar la decoración de la casa, sus propietarios contaban con una ventaja: como artista, Jim aplicó sus conocimientos de pintura a algunas paredes de la casa, y trabajó con diferentes técnicas para lograr superficies con textura. Gracias a ellas, los espacios más difíciles por su tamaño, como el aseo de cortesía o la cocina, ganan profundidad y carácter. Además, Mette aplicó toda su experiencia para lograr ambientes confortables tanto en el interior de la casa como en el exterior. Así, muebles de diseño nórdico conviven con piezas recuperadas.

Al estar ubicada en una zona con numerosas horas de sol, Mette recurrió a muebles y tapicerías en tonos claros, que reflejaran la luz natural y la multiplicaran hasta hacerla llegar a todos los rincones de la vivienda.

La comodidad también jugó un papel decisivo: sofás mullidos en el salón, la cama balinesa del porche y cojines en el interior y el exterior son una invitación permanente al descanso. Sin embargo, los toques en color rojo, como la sombrilla en la terraza de la entrada, el palé que sirve de mesa en el solárium o el cuadro de Jim en el comedor, dan dinamismo y avivan la decoración.

CLAVES DEL PROYECTO
- La casa está abierta al exterior. Todos los espacios disponen de puertas acristaladas para salir a las terrazas. Incluso el pequeño aseo de cortesía y la cocina tienen ventanas propias.
- En las paredes de la casa predomina el color blanco. Solo en algunas zonas concretas, ciertos muros se revisten en un color diferente para potenciar el efecto sorpresa: en el comedor, de color tabaco; en la cocina, en gris; y en azul, en las paredes y techos del aseo de cortesía.
- Los textiles tienen un papel importante en la decoración no solo por su estética, sino porque sirven de hilo conductor a lo largo de toda la vivienda. Las cortinas de lino blanco se repiten en la zona de estar del salón y en las ventanas de los dormitorios. Y la alfombra a rayas blancas y negras aparece por primera vez en el comedor, guiándonos hacia la terraza, se repite en la cocina y surge, de nuevo, en el dormitorio.

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Terraza chill out con palés

En la terraza, la zona de estar se decoró con palés recuperados que Jim Alister, el propietario de la casa, transformó en un par de sofás
-confortables gracias a los cojines mullidos- y una mesa de centro. Cojines, de Senze of Joy.
El plaid se confeccionó con una tela de algodón, de Designers

Palés convertidos en mesa y asiento

Desde hace años están de moda en decoración. En acabado natural o pintados en colores, los palés se transforman en mesas de centro y asientos. La clave: lijarlos a fondo para eliminar posibles astillas y colocarles ruedas para desplazarlos sin esfuerzo.

Banco de obra en la terraza

La vivienda tiene una pequeña terraza antes de acceder al interior. Mette diseñó un banco de obra en forma de L con asientos de madera. La zona de estar se completó con una mesa antigua comprada en Italia, un banco de madera recuperado y una sombrilla. Banco, de Spareme2. Cojines, de Pantay. Sombrilla, de Leroy Merlin.

Una cama balinesa

¿Hay algo más relajante que una cama al aire libre? Esta se situó en el porche. La pared en la que se apoya se vistió con cortinas de lino en color chocolate. Cama, de Wood Factory. Cortinas, de Araxan Interiorismo. Cojines, de Senze of Joy.

A la sombra del porche

Revestido en blanco, y separado de la terraza por puertas de forja pintadas a juego y rematadas en arcos de medio punto, el porche proporciona una zona fresca para disfrutar, incluso, en las horas más calurosas de la jornada. La mesa y las sillas son de Habitat. Individuales, de El Corte Inglés. Ventilador de techo, de Hunter Usa.

Que no falte la barbacoa

Es la excusa perfecta para organizar reuniones en verano. Ten en cuenta que necesitarás una superficie de apoyo donde trabajar y espacio para aliños y especias. Este modelo es de la firma Weber.

Salón en blanco

Los asientos del salón se distribuyeron alrededor del original diseño: el sobre es una puerta antigua reciclada, y las patas, troncos de árboles sobre ruedas. Con sus tonos tostados, la mesa, la alfombra mullida y las cortinas de lino añaden calidez a un ambiente en el que predomina el blanco. Mesa, de Spareme2. Sofás y alfombra, de Habitat. Cojines, de la firma No-Mad adquiridos en Araxan Interiorismo. Cuadro pintado por Jim Allister. La lámpara de pie se compró en una subasta.

Cocina muy iluminada

La propietaria, Mette Eilen Johansen, decidió abrir un vano entre la cocina y el salón para que la luz natural que entra desde el exterior atravesara sin obstáculos el comedor y se adentrara hasta el último rincón de la cocina.

Estancia multifuncional

Detalle del dormitorio de invitados; cuando no vienen amigos a casa, a diario se utiliza como zona de trabajo.

Puertas acristaladas

Mediante ellas se comunican el salón y el comedor con el porche. Las cortinas de lino blancas que las cubren permiten dosificar la entrada de luz natural, mientras que las tostadas separan visualmente la terraza y el interior cuando el objetivo es lograr un ambiente más fresco dentro de casa. Cortinas, de Sparame2.

Una puerta a modo de mesa

Las casas antiguas a menudo conservan tesoros. Una puerta o una contraventana se pueden convertir en el sobre de una mesa, como esta. Las huellas del paso del tiempo serán un plus decorativo.

Comedor simétrico

Las sillas, idénticas a las del porche, y la mesa, muy parecida a la del exterior, crean un efecto de falsa simetría entre el comedor interior y el de verano. La pared, pintada en color tabaco, es el fondo perfecto para resaltar el cuadro, una llamativa obra en tonos rojos. Mesa y sillas, de Habitat. Taburete, de Araxan Interiorismo. El mantel de lino es de Spareme2. El cuadro es una obra de Jim Allister. Alfombra a rayas blancas y negras, de Pappelina.

Fondos en contraste

Un cuadro de gran formato en un color llamativo, la pared pintada en un tono con carácter... Utilízalos como un fondo sobre el que sillas y otros
muebles destacarán.

Cocina de estilo factory

Las paredes, pintadas al estuco por el propietario, dan a la cocina un aire industrial que se potencia con los focos sujetos al techo por tensores sobre la zona de cocción. 

Fusión de estilos

El estilo factory se dulcifica con la nevera -un guiño a los electrodomésticos de los años 50- y con la lámpara de techo, un modelo de diseño elaborado con fibras naturales. Muebles de cocina, de Ikea. Frigorífico, de Smeg. Cuadros, de Jim Allister. Lámpara, de Habitat.

Cajas en lugar de estantes

Aquí, viejos moldes para elaborar mantequilla sirven para exponer tazas y jarras en la cocina. Pero unas cajas de vino desempeñarán la misma función. Vajilla, de Kosta Boda.

El papel de los textiles

La sencillez predomina en el dormitorio principal. ¿Por qué, entonces, resulta tan acogedor? Los tejidos envuelven el ambiente en una atmósfera con encanto: la pareja que forman visillos y cortinas blancas -estas últimas recogidas con alzapaños-, los cojines estampados en colores vivos, la antigua colcha blanca bordada, el plaid lila, incluso el pañuelo sobre la escalera crean un delicado juego de texturas. Cortinas, plaid lila y escalera, de Sparame2. Cojines, de Wood Factory. Colcha blanca, heredada

Ideas ingeniosas para el baño

El aseo de cortesía, bajo estas líneas, era de reducidas dimensiones. Sin embargo, los dueños lo convirtieron en un espacio con carácter: Jim pintó paredes y techos con estuco en tonos azules, y Mette Eilen diseñó un original lavabo sobre piedra.

Plano de la casa e ideas de la reforma

- La casa está abierta al exterior. Todos los espacios disponen de puertas acristaladas para salir a las terrazas. Incluso el pequeño aseo de cortesía y la cocina tienen ventanas propias.
- En las paredes de la casa predomina el color blanco. Solo en algunas zonas concretas, ciertos muros se revisten en un color diferente para potenciar el efecto sorpresa: en el comedor, de color tabaco; en la cocina, en gris; y en azul, en las paredes y techos del aseo de cortesía.
- Los textiles tienen un papel importante en la decoración no solo por su estética, sino porque sirven de hilo conductor a lo largo de toda la vivienda. Las cortinas de lino blanco se repiten en la zona de estar del salón y en las ventanas de los dormitorios. Y la alfombra a rayas blancas y negras aparece por primera vez en el comedor, guiándonos hacia la terraza, se repite en la cocina y surge, de nuevo, en el dormitorio.

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