Puertas, las mínimas. La idea de conseguir un espacio diáfano condicionó la decoración de este piso ubicado en Barcelona. Se trataba de una vivienda de nueva construcción, pero sus propietarios decidieron realizar algunas reformas para adaptarla a su concepto de casa amplia, con espacios conectados entre sí. Con la ayuda de la decoradora Silvia Rademakers, optaron por suprimir algunas puertas innecesarias.
La primera fue la que separaba la entrada del salón. Basta con sentarse en la zona de estar para tener la sensación de que la casa se prolonga hacia el recibidor con una profundidad que multiplica el espacio.
La segunda prioridad de los propietarios fue organizar un vestidor dentro de su dormitorio. Para ello, habilitaron la habitación contigua con armarios de suelo a techo, y suprimieron la puerta de acceso para que se integrara mejor en el dormitorio. Además, en la pared que separa la zona de descanso del cuarto de baño privado se abrió una ventana para facilitar la entrada de luz natural hacia la ducha. Una vez terminadas las obras de distribución, los dueños se centraron en decorar la casa. Para que el piso reflejara la intensa luminosidad que entra a través de las ventanas, paredes y techos se pintaron en blanco roto.
Conscientes de que los revestimientos claros podían dar sensación de frialdad a la casa, los dueños recurrieron a las texturas para crear ambientes acogedores. Cojines mullidos que apetece abrazar, mantas bajo las que acurrucarse y alfombras de piel para pisar descalzo logran atmósferas cálidas que, en el caso de los dormitorios, rozan el ambiente festivo gracias a las guirnaldas de tela. Pero los elementos decorativos que más potencian la sensación de intimidad son, sin duda, los que reflejan la personalidad de sus propietarios: la lámpara de araña en el comedor, a la que se añadieron alegres pantallas de telas diferentes; las viejas maletas que, tras pasar por una mano de pintura, sirven de mesa auxiliar apiladas junto al sofá del salón; o el antiguo baúl que a los pies de la cama multiplica el espacio de almacén con un inesperado acabado en color rosa… Pinceladas que dibujan una casa decorada con ingenio y mucha ternura.
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Un salón con paredes acristaladas
La zona de estar se organizó junto al cerramiento que permite el acceso a la terraza. La sustitución de paredes por ventanales aporta un extra de luz natural al ambiente. Cuatro cortinas, distribuidas a lo largo de dos barras colocadas en forma de L, permiten graduar la luminosidad en función del tiempo exterior y de las horas del día.
Cortinas, de Filocolore. Sofá, de Habitat. Mesa de centro y taburere retro, de Little House. Las maletas, antiguas, las pintó el dueño con un acabado envejecido. La butaca con pies de balancín es de Tierra Extraña.
Los diferentes estilos de la lámpara de pie en el salón y el modelo de techo en el comedor, marcan la decoración de uno y otro ambiente. El diseño en la zona de estar, similar a un foco de fotografía, crea una atmósfera informal. Sin embargo, la lámpara de araña sobre el comedor añade solemnidad al conjunto formado por la mesa, de líneas sencillas, y las sillas de aire industrial.
Lámparas, de Little House. Cojines, de Filocolore y Lu Ink. Plaid rosa en el sofá, de Filocolore. La alfombra es de Coriumcasa.
Los propietarios eliminaron la puerta del recibidor para que la casa fuera diáfana. Su vano, más pequeño que el que da paso al salón, crea un curioso efecto óptico, similar al de las muñecas rusas que encajan unas dentro de otras. El salón se completa con un rincón de lectura junto a la falsa chimenea y una zona de trabajo de aire retro.
Marcos dorados, de Little House.
En el salón, la mesa y la silla de la zona de trabajo se actualizaron con pintura blanca y un acabado envejecido. Y, ¿te has fijado en el cuadro? Es una composición de fotos antiguas realzadas por un marco con volutas.
Al lado de la chimenea...
La visión de una chimenea potencia la sensación de intimidad. Si te gustaría tener una pero tu casa carece de tiro, recurre a una chimenea de bioetanol o coloca solo la embocadura. Junto a ella, sitúa un cesto con cojines en lugar de leña.
Un comedor con personalidad propia
En el comedor llama la atención la lámpara de techo, un modelo de araña al que los propietarios añadieron pantallas de telas diferentes para restarle solemnidad. En la pared del fondo, una balda sirve de soporte a los retratos de los niños; sobre dos de ellos se apoyaron marcos que encuadran las caritas de forma original. Tanto la balda como los retratos se reflejan en el espejo rectangular situado en la pared de la izquierda.
Mesa, de India & Pacific. Sillas, de Tierra Extraña. Las pantallas de la lámpara de araña son de Lu Ink.
Están de última moda: se trata de letras que, según el orden en que las coloques en la pared, forman la palabra que prefieras. Estas, suspendidas de un cordel y a diferente altura, dan una versión desenfadada del concepto “Amor”.
Letras, de Coton et Bois.
Si quieres dar a tu comedor un toque chic, coloca sobre la mesa piezas de cristal delicadas o fuentes para dulces. Resultarán tan decorativas como un centro, pero con un aire más coqueto.
Una península equipada con la placa y la campana separa la zona de almacén del comedor de diario. El office se situó junto a las ventanas: dos modelos simétricos que se unifican visualmente al vestirlos con un estor compartido.
Electrodomésticos, de Smeg. Campana, de Siemens. El suelo es una pizarra de Neocerámica.
Los muebles de cocina, blancos, se enmarcaron en una estructura de acero inoxidable formada por los laterales, la encimera y el zócalo. La combinación de materiales añade un aire profesional al ambiente. Sin embargo, en la zona del office se eligió una mesa de madera y sillas con asiento de enea: dos materiales cálidos que potencian una atmósfera más íntima y acogedora.
Mesa de madera, de Mercantic. Las sillas se adquirieron en Sit Down.
Silvia Rademakers diseñó el dormitorio infantil en tonos azules y malvas. Los cojines mullidos junto a la pared transforman la cama de Teo en un acogedor sofá durante al día. Junto a la luz natural se organizó la zona de estudio, con un escritorio y una trona adaptada a la altura del pequeño.
Escritorio y trona, de Mercantic. De Filocolore: colcha, cojines, mantita, guirnalda y cortinas. Las lámparas son de Tierra Extraña.
Ambiente íntimo en el dormitorio principal
La madera y las texturas proporcionan calidez al dormitorio principal. Tanto la pared donde se apoya la cama como las mesillas, de listones de madera, fueron un diseño del propietario.
Cabecero y mesilla realizados por Carpintería David. Colcha, de Filocolore. Manta de pelo, de India & Pacific. Maniquí, de Little House. Lámparas y alfombra, de Ikea. El baúl, antiguo, fue restaurado y pintado en rosa empolvado por el dueño.
Cualquier mueble, por muy pasado de moda que parezca, puede tener un gran valor decorativo. Este baúl, oscuro y viejo, se ha convertido en una pieza atractiva al pintarla en color rosa empolvado.
Detalle de la guirnalda de telas con la que se decoró el original cabecero.
Guirnalda y cojines, de Lu Ink.
Un baño con mucho almacén
En el cuarto de baño, diseñado por Reyes Ventós, se incluyó un armario de suelo a techo y varios cajones. Sus frentes, a tono con las paredes, se integran de tal modo que casi pasan desapercibidos. Solo los pequeños tiradores recuerdan que aquí se guardan toallas y productos de aseo.
Sanitarios, de la firma Roca. El suelo se adquirió en Neocerámica.
Un espejo de pared a pared en el baño multiplica por dos el espacio, que parecerá más amplio. Pero asegúrate de mantenerlo limpio o... ¡también multiplicará las salpicaduras!
Grifería, de Dornbracht.
Plano de la casa e ideas de la reforma
- Tanto en la zona de estar como en el comedor, los radiadores se ubicaron debajo de los ventanas. Para integrarlos en la decoración, se enmarcaron con muebles de obra sobre los que se colocaron colchonetas y cojines, a modo de bancos corridos. Las bancadas repetidas en uno y otro ambiente sirven de hilo conductor entre ambos espacios.
- El parqué no se orientó hacia la entrada de la luz -es decir, hacia las ventanas- sino en paralelo a ellas. La dirección de las tablas crea una continuidad del suelo entre el salón y el comedor, que facilita la integración de ambos ambientes
en un mismo espacio. Esta sensación se potencia, aún más, al sustituir la puerta por un gran vano.
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