Una estupenda vivienda con jardín

Los propietarios de esta vivienda buscaban espacios diáfanos, en los que los ambientes se sucedieran sin tabiques. Las puertas acristaladas y los ventanales potencian una sensación de profundidad más allá de los límites físicos.

Casa con jardín
Hearst

Aunque esta vivienda ya era grande de por sí, sus propietarios tenían la certeza de que esa sensación de amplitud se podía potenciar aún más. Para ello decidieron prescindir de los tabiques que no fueran estrictamente necesarios y planificar una distribución diferente en cada una de las dos plantas que forman la casa. En la baja se concentraron las zonas donde se desarrolla la vida familiar durante el día, y en ella se suprimieron aquellos muros que compartimentaban en exceso la superficie. Desde la entrada se accede a una salita y al salón, formado por dos zonas de estar unidas. A su vez, cada una de ellas conduce a través de amplias puertas acristaladas hacia un despacho y al comedor.

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Un rincón ideal a la sombra

Los amplios sofás de ratán con colchonetas blancas permiten sestear a la sombra en el verano.

Sofás y mesa de forja patinada en blanco, de Becara. Los cojines, la manta y el menaje son de Zara Home.

Un salón en el jardín
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En el exterior se organizó una zona de estar con columnas traídas desde Marruecos, que sirven de soporte a una original pérgola con velas que ondean al viento.

Centro de mesa

Da lo mismo que tengas un gran jardín o un balconcito. Mientras dispongas de un velador, puedes decorarlo con un centro veraniego formado por un plato y limones, que soportan mejor el calor que otras frutas frescas.

Un salón con vistas

Desde la zona de estar se accede, a través de una puerta corredera, a la terraza, decorada con una pérgola. El predominio de los tonos naturales
-arena en el sofá y tierra en la alfombra- armoniza con la mesa de centro, un diseño realizado por los propietarios con listones de madera pintados en blanco y una estructura de acero acabada en color marrón.

Sofá, de Becara. Alfombra modelo Happy Luxe, de KP. Cojines y manta de lana, de Zara Home.

Salón antesala del despacho

El salón se comunica con una zona de trabajo que se independiza cuando es necesario. La lámpara de techo, adquirida en Marruecos, contrasta con el mobiliario de estilo clásico renovado y enriquece la decoración con un diseño de gran belleza étnica.

Mesas auxiliares y lámparas, de Becara. Cuadros, de Lia Baqueto. Mesa del despacho, de Oromana.

Cojines

Antes, sobre el sofá colocábamos cojines idénticos. Ahora, la moda nos anima a alternar texturas y estampados. ¿El secreto? Que armonicen con la tapicería y combinar tres colores como máximo.

Flores frescas para decorar

Nos permiten disfrutar en casa de esa primavera que florece en la terraza. Las variedades bulbosas, como jacintos y nardos, resultan adecuadas dentro de jarrones de cristal, que exhiben sus tallos y raíces como elementos decorativos. Altérnalos con hojas verdes dentro de jarrones de cerámica.

Jarrón de cristal, de Usera Usera. Farolillo azul celeste, de Ikea.

Sucesión de ambientes

El objetivo de los propietarios era contar con un espacio diáfano que diera sensación de continuidad. Desde la entrada se accede a dos salones consecutivos que terminan en el comedor, al que se pasa a través de una puerta de doble hoja.

Sofás blancos, de KA International. Mesa de centro, de Becara. Butacas y vitrina, de herencia familiar.

Una cómoda en el salón

Sitúa un cuadro apoyado en la pared -los que tienen la leyenda “dulce hogar” son tendencia-, un par de farolillos, como estos de Ikea, y una botella pintada; esta es de Vitra.

Muebles recuperados

El comedor se decoró con muebles heredados, como la lámpara de techo -un modelo de araña que da un aire señorial al ambiente- o las sillas, que se actualizaron con pintura en color verde eucalipto y una tapicería a rayas en tonos tostados. El suelo, una tarima de roble americano, añade calidez al ambiente.

En el comedor, la vajilla forma parte de la decoración

Platos, soperas y fuentes se exhiben en una alacena antigua, pintada a juego con las sillas. Sobre el mantel confeccionado por los dueños, que se prolonga hasta el suelo, se colocaron caminos de mesa en tonos rosas.

Caminos de mesa y copas, de Zara Home. La vajilla de loza en color blanco es de El Globo Muebles y la jarra metálica, de Sandra Marques.

Un pomo único

¿Tu alacena carece de tirador? ¡No importa! Basta con que busques una figura vistosa y la cuelgues de la llave. Si eres fan del DIY, lúcete con una de tus creaciones en trapillo, croché o punto.

Colores coordinados en el comedor

Fíjate en los colores que predominan en esta mesa. El rosa y el verde aparecen en las rayas del mantel, en las copas... ¡e incluso en las flores del jarrón! La elección de menaje, ya sea cristalería o platos, y de telas en los mismos tonos, enriquece la presentación de la mesa.

Una cocina con isla de trabajo
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Se situó perpendicular a las ventanas, para que cuando se trabaje a ambos lados de la isla, la luz natural ilumine la superficie de trabajo por igual, sin que la persona que cocine provoque con su cuerpo sombras. Unos estores permiten graduar la intensidad de la luz para evitar deslumbramientos en las horas de mayor incidencia solar.

Campana extractora, de Frecan. Vasos de colores, de Zara Home.

Capacidad de almacén

La cocina, de amplias dimensiones, se amuebló con armarios blancos y módulos con frentes de cristal de la firma Vegasa. Junto a la puerta, una pizarra permite anotar recados y la lista de la compra.

Un detalle: ¿te has fijado en la lámpara de techo sobre la isla? Está forrada con una tela a juego con el papel de pájaros.

Muebles de cocina, de Vegasa.

Una cocina con carácter
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A diferencia del resto de la casa, la cocina se pavimentó con otro tipo de material: mármol de Macael en tonos grises con tacos de mármol italiano en color verde. Al tratarse de un suelo llamativo, con vetas marcadas y asimétricas, los muebles se eligieron en acabado blanco para no recargar el espacio.

Un office con mucho encanto

Detalle del office, con una mesa y taburetes heredados pintados en blanco, que destacan sobre la pared empapelada.

En el office, la combinación de muebles retro con la pared revestida con papel estampado crea un rincón íntimo, alejado de la funcionalidad que predomina en el resto de la cocina.

Papel estampado, de Gastón y Daniela.

Mesa tocinera

Seguro que había una en casa de tu abuela, sobria y recia. Puedes transformarla en una pieza coqueta si la pintas en un color pastel, con el sobre en blanco. Añade un par de taburetes en la misma gama, pero en un tono más claro y, ¡listo!

El cuerto de los niños

Los pequeños propietarios de esta habitación disponen de dos camas situadas en paralelo. A los pies de ellas, se colocaron jugueteros realizados
con cajas de fruta pintadas en celeste y con el nombre de cada niño para que mantengan en orden sus tesoros.

De Zara Home: colchas estampadas, cojines y juguetes de peluche.

Un dormtorio como una suite

El dormitorio principal incluye cuarto de baño y un vestidor a medida; para integrarlo mejor, la pared se revistió con un papel a rayas blancas y azules, en el mismo tono celeste del cabecero, la mesilla y la encimera del lavabo.

Cabecero y banqueta, de Gastón y Daniela. Ropa de cama y cojines, de Zara Home.

En la mesilla

Sobre la mesilla, una pieza heredada, de nuevo flores frescas para decorar el ambiente y una lámpara de mesa hecha con ramas.

Un vestidor muy completo

Papel del vestidor, de Ralph Lauren.

Un baño cálido

La zona de aguas, con bañera y ducha, se revistió con listones de madera de roble, tratados para resistir la humedad. Destaca una pequeña hornacina de obra, forrada con el mismo material. La mampara de cristal que separa la ducha del lavabo potencia la sensación de profundidad.
Bañera y lavabo, de Roca. Cestas y toallas, de Zara Home.

Planos e ideas de la reforma

En la planta superior se ubicaron tres dormitorios, cada uno con un cuarto de baño incorporado; además, el principal se organizó tipo suite, con un vestidor en forma de U junto a la zona de descanso. A pesar de que en esta planta los espacios diáfanos no son tan evidentes como en la baja, sí se planificó una sala de estar sin tabiques que separa la habitación de matrimonio de las demás. Se trata de un salón informal, que permite hacer vida familiar sin la necesidad de descender a la planta baja.

En una casa con espacios que se suceden, ¿cómo se puede delimitar cada ambiente sin perder la continuidad? Los revestimientos jugaron un papel clave. El primer salón de la planta baja y el despacho se unificaron con un suelo de resina en acabado blanco, con detalles negros en la segunda zona de estar. La cocina se pavimentó con mármol. Y en el comedor, el baño y los dormitorios se instaló una cálida tarima de roble.

La carpintería potenció esa continuidad que buscaban los dueños. Las puertas de paso de la planta baja, con cristales que permiten ver lo que sucede en la habitación contigua, se eligieron de grandes dimensiones, y con barrotillo pintado en verde. El mismo tono que, en la planta de arriba, decora el frente del armario en el dormitorio infantil. ¡Un divertido y colorista guiño decorativo!

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