Un piso muy luminoso

Con una auténtica explosión de color, los muebles y accesorios llenan de vitalidad este piso que combina piezas desenfadadas con elementos arquitectónicos señoriales.

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Sugerente y seductora. Cuando la propietaria de esta casa la vio por primera vez, valoró de una ojeada todo su potencial. El piso tenía 150 m², se encontraba en El Eixample barcelonés y, a pesar de que necesitaba una reforma integral, poseía encantos innegables: techos altos ornamentados con molduras, ventanales y un arco sujeto por columnas que daban un aire señorial al salón. Las obras comenzaron de inmediato. Se derribaron tabiques y se respetaron los elementos arquitectónicos originales.

El suelo se encontraba en un estado tan lamentable que en su lugar se instaló parqué de roble. ¿El resultado? En la zona común —formada por salón, comedor, rincón de trabajo y cocina abierta— los materiales dibujaron dos planos: vertical, integrado por las paredes y carpintería en blanco; y horizontal, en el que el suelo de madera resta frialdad y caldea el ambiente.

En una vivienda con elementos constructivos tan singulares como las columnas o el arco, se imponía una decoración original. La dueña, diseñadora y propietaria de la marca Alsolete, de prendas de ropa para mamás y niños, se encargó personalmente de ella. Su objetivo fue combinar piezas de diferentes estilos para lograr ambientes personales.

En el salón, un sofá de líneas clásicas convive con una par de mesas de diseño, una silla de madera de inspiración nórdica y una butaca tapizada con tela que imita un kílim. En la zona de trabajo se repite el mismo juego de estilos. La mesa adquirida en un anticuario forma una excelente pareja junto a una silla metálica cromada de diseño. Y en el comedor, la mesa de madera de aire rústico, con vetas marcadas y nudos, pierde su aparente sencillez al combinarse con sillas metálicas de aire retro, ¡pero pintadas en azul cielo! Un guiño desenfadado que nos recuerda que estamos en una casa del siglo XXI, llena de vitalidad.

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Salón a plena luz

Paredes, techos, el espectacular arco que separa el salón del comedor, ventanales, cortinas, incluso el sofá... El predominio del color blanco multiplica la luz natural. Las sillas y los cojines, en colores vivos, dinamizan el ambiente.
Sofá, de Horizzontal. Cojines circulares, de Luzio. Mesas de centro de Mar de Cava. De Nani Marquina: puf de punto, butaca con estampado de kílim y alfombra. Cortinas, de Filocolore.    

Asientos auxiliares

Pon una pieza llamativa. Lo más práctico es un asiento: butaca, puf, silla... Con suficiente tamaño para que cause un efecto sorpresa, pero fácil de trasladar a otra habitación si te cansa con el tiempo.
Silla roja, de Mar de Cava.

Sofá blanco

Es una garantía para que tu salón siempre parezca muy luminoso. Fundamental: que sea desenfundable y se pueda lavar en lavadora. Para que el sofá tenga más presencia decorativa, complétalo con unos cojines vistosos. 

Dos mesas de centro

Es tendencia colocar un par de diferente tamaño en lugar de un único modelo. Así puedes moverlas por el salón y usarlas como mesa auxiliar cuando te hagan falta; por ejemplo, para crear un rincón de lectura.
Caja con torre Eiffel, de Little House. 

Un rincón de trabajo para crear

En el salón se reservó una zona para organizar el despacho donde Marta, la propietaria, diseña las prendas de su firma, Alsolete. La librería es una creación suya, con baldas verticales y horizontales. ¿Te has fijado en los libros? Agrupados por colores, se convierten en parte activa en la decoración de la pared.
Mesa, de Mercantic. La silla cromada se compró en Little House.

¿Estilo clásico o moderno?

Ambos, en realidad. Los señoriales elementos arquitectónicos que ya tenía la casa en origen se mantuvieron. Las columnas corintias, con fuste acanalado y capitel de hojas de acanto, sostienen un arco decorado con volutas. Detrás, otro arco -el que describe la lámpara, un icono del diseño actual- le sucede en perfecta armonía. En la pared del fondo, las iniciales cumplen la misma misión que las volutas: decoran la pared, pero en versión del siglo XXI.
Lámpara Arco, de Flos, en Biosca & Botey. Las letras son de Luzio. 

Guiño cromático en el comedor

Guiño cromático. Cuando las sillas del comedor tienen un color intenso, en este caso azul, busca un centro de mesa o unas velas a tono.
Cuencos, de Luzio. Las flores de ganchillo son diseños para Alsolete.

Comedor todoterreno

En él se centraliza la vida familiar: Marta idea sus diseños, charla con amigos mientras da los últimos toques a la cena...
Mesa y armario comprados en anticuarios. Sillas, de Little House. 

Cocina abierta

Para facilitar la conexión con el comedor y, de paso, potenciar la sensación de amplitud, la cocina se abrió a este y se independizó con un murete bajo. 

Cocina a la vista

El murete que separa la cocina del comedor tiene la altura justa para evitar salpicaduras de agua. El medio tabique se remató con un perfil cromado, que combina con la grifería y da un aire profesional a la cocina.
Carrito rojo, de Little House.

Dormitorio infantil con literas en L

La composición, diseñada por la propietaria, permite que ambas niñas duerman en poco espacio sin que el dormitorio parezca recargado. ¿Un plus? La litera superior se prolonga en una mini repisa que sirve de mesilla.
Colchas y cojines, de Filocolore. Puf, de Little House. Las guirnaldas se compraron en la tienda Babillage.

Zona de estudio

María diseñó personalmente la mesa de estudio para sus dos hijas, Martina y Elsa. Entre las tres personalizaron los frentes de la cajonera, que se convierte en un aliado para mantener esta zona del dormitorio en orden.
Cajonera y sillas, de Ikea. Sobre ellas, cojines cuadrados y cartera; todo, de Filocolore. El flexo es de Little House. 

Un dormitorio con carácter

Dos puertas antiguas forman un original cabecero. Su marcado diseño, a base de cuarterones y rejas, se suavizó al pintarlo a tono con la pared.
Puertas, de India & Pacific. Colcha rosa y cuadrantes, de Filocolore. Cojines con estampado de kílim, de Nani Marquina. De Little House: mesilla, lámpara retro y silla. La cómoda es de herencia familiar. 

Flores en el dormitorio

Lo habitual es que las veamos en el salón, pero... ¿por qué renunciar a ellas en otras habitaciones? Disfruta de ellas en el dormitorio, en un jarrón sobre la cómoda o en una maceta encima de la mesilla.
Si tienes poca luz natural, en Sia encontrarás modelos sintéticos logrados.

Panel auxiliar en el dormitorio

Pintado en rosa y con un diseño que evoca los expositores de las tiendas. Marta ideó este original perchero a base de listones de madera que sostienen cestas y ganchos para colgar bolsos, pañuelos, prendas de ropa...
El plaid blanco es de Luzio. Alfombra tipo kílim, de Gra.

Cojines en la cama

Se han elegido en el mismo tono de la colcha, pero con formas distintas para que den más dinamismo. La composición la forman dos cuadrados y uno rectangular en el centro. El cojín con tela de kílim pone el contraste de color. 

Baño con espacio de almacén

Coleteros, lazos, horquillas... ¡Hay tanto que guardar con señoritas en casa! Una cajonera mini entre el lavabo y la pared soluciona el problema.
Sanitarios, de Roca. Grifería, de la firma Grohe. Los bañadores que cuelgan del espejo son diseños de Marta, de venta en Alsolete. 

Claves de un mix con éxito

La cómoda antigua, de innegable estilo clásico, es la pieza más sobria del dormitorio. Sin embargo, la lámpara flexo añade un toque de calidez -la promesa de un tenue haz de luz sobre un buen libro- que se potencia con la ropa de cama, en tonos rosas. ¿Estamos ante un dormitorio romántico, entonces? ¡En absoluto! Los cojines tipo kílim y la alfombra ponen una nota desenfadada con sus diseños hippy chic. 

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