La decoración de esta casa de verano, ubicada en una urbanización de la costa gaditana, está tan cuidada que podría aplicarse a cualquier piso de ciudad. Éste, precisamente, fue el objetivo de sus propietarios, una familia que vive fuera de España y sólo utiliza el ático para sus vacaciones.
El interiorista José Antonio Gómez-Bornes recibió el encargo de decorarla con encanto, de forma que resultara tan acogedora como su vivienda habitual, pero con las soluciones oportunas para que su mantenimiento no fuera complicado. Para conseguir estos objetivos, Gómez-Bornes recurrió a una acertada combinación de muebles de pino decapado en blanco y diseños en madera de acacia y roten que matizan la frialdad de los tonos excesivamente claros. Las tapicerías, de un blanco luminoso, se eligieron de microfibra -un material tratado contra la suciedad- y desenfundables, para facilitar su limpieza. Como telón de fondo, se optó por revestimientos en tonos neutros que multiplicaran la luz natural típica de la costa gaditana y, a un tiempo, crearan ambientes cálidos. Las paredes y los techos se pintaron de marfil, separados por una moldura de escayola blanca que, además, se utiliza para ocultar las barras de las cortinas. El suelo se pavimentó con mármol y se cubrió con alfombras de materiales naturales, como bambú.
Una de las zonas más atractivas es la terraza, donde la familia pasa gran parte del día. En ella se creó una acogedora zona de estar con muebles de loom y colchonetas a rayas, cubierta por un toldo corredero que permite disfrutar del aire libre incluso en las horas de máximo calor. Los dormitorios se decoraron con muebles muy claros y cortinas de estampados en tonos muy vivos que rompen la monotonía cromática en cada ambiente. La cocina se proyectó con criterios muy funcionales y se amuebló con armarios polilaminados de color azul en los módulos bajos y en acabado haya en los altos, para no recargar el ambiente. Por último, en el cuarto de baño se realizó un mueble de lavabo que solucionó el problema de almacén. En resumen, una decoración práctica y con encanto que logra que los dueños disfruten de sus meses de ocio mientras se sienten cómodos en su propia casa.
Publicidad - Sigue leyendo debajo
En el salón destaca el contraste entre los asientos blancos y la mesa de centro, de madera de acacia.
Para que los sofás, que son desenfundables, se mantuvieran con más facilidad, se tapizaron con una microfibra. De Casagrande: sofás, alfombra de bambú y lámpara de cuero rojo. De El Baúl: mesa de centro, butacas y cuadros.
La terraza es una de las zonas más acogedoras de la casa.
El suelo se pavimentó con un gres que imita barro y en el techo se instaló un toldo corredizo que mantiene la zona en sombra. Los muebles de loom -un material sintético de fácil limpieza- son de Kettal, de venta en Casagrande.
La zona de estar se situó junto a los ventanales, vestidos con unos estores de lino y cortinas de loneta cruda.
Los sillones se decaparon en blanco, a tono con las tapicerías de los sofás. Sobre ellos, los cojines rojos ponen una nota de viveza.
Para que el espacio no pareciera recargado, se amuebló con armarios polilaminados de diferente acabado: los bajos, en azul y los altos, en color haya.
El comedor se situó a continuación de la zona de estar, cerca de la cocina para que resulte cómodo trasladar la comida a la mesa.
Los materiales de los muebles -madera de acacia para la mesa y roten para las sillas- crean un ambiente muy acogedor. Mesa y sillas de venta en El Baúl.
En el dormitorio de las niñas predominan los tonos claros, con los cabeceros y la mesilla de pino decapado en blanco y colchas a tono.
Para romper la uniformidad cromática, el estor se confeccionó con una tela estampada con flores, que combina con los cuadrantes. Cabecero y mesilla, de El Baúl.
En el cuarto de baño se tuvo en cuenta el problema del almacenaje.
Para solucionarlo, el lavabo se encastró en una encimera y debajo se realizó un mueble a medida con cajones, estantes para guardar productos de aseo dentro de cestas y un armario con frentes de cristal y cortinillas.
En toda la casa se colocaron puertas de paso acanaladas y laqueadas en blanco para multiplicar aún más la mágica luz de la costa gaditana.
En la habitación principal, sobre la cama se situaron cuadrantes de seda lisos, a tono con el estampado de las cortinas.
Cabecero y mesilla, de El Baúl. Cojines en Casagrande. Cortinas confeccionadas con la tela Almendro Lacre, de Icíar de la Concha; en 1,40 m.
Los colores inspirados en los tonos de la naturaleza son perfectos para casas de verano. Éstos, de la firma Titanlak, son 1414 Marfil, 1473 Avellana y 1405 Rojo China.
PLANO
Publicidad - Sigue leyendo debajo