La posibilidad de jugar con dos alturas fue la clave del proyecto realizado en esta casa por las decoradoras Sofía Pernas y Micaela Neira. El chalé, situado en Vigo, tenía dos plantas, lo que permitía una distribución racional del espacio. Además, la planta baja disponía, a su vez, de dos niveles.
Las decoradoras ubicaron en la planta baja la cocina, el salón y el comedor. Y lo que en principio podía parecer un inconveniente —la existencia de un desnivel en esta planta— se transformó en una ventaja que supieron aprovechar. En la zona más alta se situó la cocina, independiente. Desde aquí se pasa a un gran espacio con dos niveles separados entre sí por tres escalones: en el más elevado se organizó el comedor y un rincón de lectura, y en el bajo se ubicó la zona de estar. Sofía Pernas y Micaela Neira recurrieron al color para potenciar una sensación de continuidad entre todos los ambientes que integran la planta baja. Los tonos elegidos fueron blanco y negro, un binomio de color que se repite en la cocina, el comedor y en la zona de estar.
La primera planta de la vivienda se destinó a los dormitorios y a los cuartos de baño. También en ella se mantuvo una unidad cromática, pero en este caso, la sobriedad del negro se sustituyó por el gris, un color que provoca un efecto menos dramático al contrastar con el blanco.
Un tercer elemento entró en juego para unificar las dos plantas: se trata de pequeños detalles en la gama del rosa que están presentes tanto en el salón como en los dormitorios, y que suavizan la decoración. En cuanto a los muebles, Sofía Pernas y Micaela Neira eligieron piezas actuales, de líneas puras, muchas de ellas diseñadas a medida —como la mesa de centro, las estanterías de la zona de lectura o la mesa auxiliar que en el salón se adapta a la forma de las escaleras — y que rentabilizan cada espacio.
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La decoración del salón se planificó sobre un esquema bicolor: blanco y negro.
Para que el contraste no resultara tan duro se añadieron detalles en tonos rosas y malvas que suavizan y feminizan el ambiente. La librería en acabado wengué es un diseño de las decoradoras Sofía Pernas y Micaela Neira. De Manuel y Benito Lamarca: sofás Cool (4.070 x los dos); mesa de centro diseñada por Manuel y Benito Lamarca (1.040 x); alfombra de la firma KP y persianas de lamas de madera, de la firma Persitac. Los cojines son de Musgo y Textura.
Comedor y salón comparten un espacio diáfano, con dos alturas.
En el nivel más elevado se encuentran el comedor y el rincón de lectura, a ras de la cocina, y en un plano más bajo se situó la zona de estar. El cubo, que se adapta a la forma de los escalones y que sirve de mesa auxiliar para el sofá, es un diseño de las decoradoras. Lámpara, de Musgo.
El comedor se delimitó con una alfombra de Bolon (874 €).
Además, una de las paredes se revistió con el papel Zanzíbar, de la firma Élitis. Sillas San Diego, de Casa & Jardín (575 € c/u). Todo, en Manuel y Benito Lamarca. La mesa de acero y cristal, de la firma Porro, se vende en Sirvent.
se mantuvo el mismo esquema de color que predomina en toda la planta baja, con muebles blancos y una encimera de granito negro. Menaje, de La Oca.
La cocina se diseñó con una península
en la que se instaló la vitrocerámica. Alrededor de ella, la encimera se prolongó para que sobresaliera unos centímetros y sirviera como una pequeña barra de desayunos. Los taburetes son de La Oca.
se instalaron en columna, en un frente situado en forma de L respecto de la placa, una distribución que facilita las tareas culinarias. Platos y jarra, de La Oca.
El cabecero del dormitorio
es un diseño realizado a medida en antelina, con tapizado capitoné (750 €). Colcha de antelina (580 €). Alfombra, de la firma KP. Todo, en Manuel y Benito Lamarca. Butí y cojines, de Textura.
Las mesillas del dormitorio principal,
con una estructura de forja y sobre de cristal, tienen un diseño ligero que permite apreciar el papel de la pared. Mesilla, de la firma Mompás (201 €). Papel Kimura, de Élitis (61,90 €/rollo). Todo, en Manuel y Benito Lamarca. Lámpara, de la firma Pórtico.
El lavabo del cuarto de baño principal se encastró en una encimera de mármol.
Debajo se realizó un armario a medida con unas puertas correderas que, aunque se dejen abiertas, no obstaculizan la circulación.
En el nivel más alto del salón
se creó un rincón de lectura. Está formado por una chaise-longue, una alfombra y una lámpara, todo, de Domus.
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