Una casa en una urbanización en Marbella

El permanente juego entre tonos oscuros y claros fue la clave para lograr ambientes armónicos en esta casa de 120 m² ubicada en Marbella.

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Situada en la urbanización Condado de Sierra Blanca, a los pies de la montaña de La Concha, en Marbella, esta casa de 120 m² disfruta de unas espectaculares vistas al mar y a la sierra. El decorador Pedro Peña supo sacar partido a esta gran ventaja para crear zonas acogedoras en las que la magia de la luz natural característica de la costa se convirtió en un valioso aliado. Con la luminosidad como base, el decorador se permitió permanentes contrastes entre tonos claros y oscuros que dan como resultado ambientes dinámicos y, a la vez, equilibrados. La zona de estar, orientada hacia la chimenea, se decoró con muebles de madera oscura y tapicerías claras. Además, la sobriedad de algunos diseños, como las butacas —de líneas geométricas— se suavizó con una tela en tono caldero. El estar se completó con una banqueta con poco fondo que no obstaculiza el paso hacia la terraza; y con unas mesas-nido auxiliares, prácticas para distribuirlas por el salón cuando hay invitados en casa, y es preciso tener a mano aperitivos y bebidas. El objetivo de lograr espacios confortables —que en invierno se logra junto a la chimenea— llevó a Pedro Peña a cubrir la zona de estar con una alfombra de algas, que hace más cálido el suelo de mármol utilizado para pavimentar toda la vivienda. El comedor, delimitado en el suelo por una cenefa de mármol más claro, responde también a ese sutil juego de sombras y luces, con una mesa de roble y sillas de estructura oscura y tapicería marrón.

Y lo mismo sucede en el cuarto de baño, donde el mármol rojo de la encimera y el rodapié perfilan los límites de la zona de lavabo, separada del resto de los sanitarios por una puerta corredera de cristal que permite utilizarlos de forma independiente. El mismo sentido práctico se utilizó también en la cocina, pavimentada con gres, un material muy resistente y fácil de limpiar. Decorada con muebles que alternan frentes de cerezo y de cristal, incorpora un precioso mirador que Pedro Peña reservó para ubicar un pequeño comedor de diario. En el dormitorio, no muy grande, el decorador apostó por pintar la pared donde se apoya el cabecero con franjas horizontales de distinto ancho en blanco, arena y albero: un recurso sencillo que amplía visualmente el espacio y resulta muy atractivo. Por último, en la terraza creó un comedor al aire libre para disfrutar de comidas, con el Mediterráneo como singular e incomparable protagonista.

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Los muebles de líneas geométricas dan un aire muy actual al salón.

La sobriedad de la madera, en su mayoría wengué, se dulcificó con tapicerías blancas y en color caldero. De Pedro Peña: sofá, butacas, cojines de ante sobre el sofá, cortinas y alfombra de algas. Mesa de centro, jarrón y banqueta, de La Albaida. Los cojines de las butacas son de Becara. 

La zona de estar se orienta hacia la chimenea.

El contraste entre materiales clásicos y diseños actuales que caracteriza a toda la vivienda también se aprecia en este rincón, con tres espejos rectangulares alineados sobre la embocadura de mármol. 

La planta irregular del salón

se resolvió situando una estantería en el retranqueo que separa la chimenea de la zona de comedor. 

En la decoración del comedor

se buscó el contraste entre la claridad de la mesa de roble y las sillas tapizadas en marrón con patas oscuras. El interior dorado de la lámpara proyecta una luz más intensa. Mesa, sillas y lámpara, de Pedro Peña. Menaje y caminos de mesa, de La Albaida. 

La cocina termina en un alegre mirador

en el que se situó un pequeño comedor de diario para desayunar bañados por el sol mientras se disfruta de las espectaculares vistas. Mesa de acero y sillas de caña pintada en color negro, de venta en Pedro Peña. 

En la cocina se alternaron muebles de cerezo y cristal.

Junto a la columna del horno y el microondas se creó una práctica zona de trabajo. Cojín, de La Albaida. 

El recibidor se decoró con una consola de bambú

con el sobre de bandeja y estructura muy ligera que se adquirió en Pedro Peña. Las cajitas y el marco de fotos son de la tienda Segunda Época. 

La terraza tiene espacio suficiente

para situar una mesa y varias sillas, perfectas para comer al aire libre mientras se contempla el Mediterráneo. Mesa de aluminio con sobre de cristal y sillas con estructura de aluminio y asiento y respaldo de lona. Todo, de la firma Hugonet. El servicio de mesa es de Casa. 

El cuarto de baño

Se distribuyó en dos zonas separadas por una puerta corredera de cristal al ácido. De esta forma los lavabos se pueden utilizar con independencia de los demás sanitarios. 

En el dormitorio,

la pared donde se apoya el cabecero se pintó a franjas horizontales de diferente altura en tres tonos -blanco, arena y albero- que amplían visualmente el espacio y contribuyen a crear una sensación de calidez. El tradicional cabecero se sustituyó por un cuadro abstracto. Manta, de La Albaida. 

Tonos naturales.

Potencia la sensación de claridad en la cocina combinando la madera con tonos más claros. De Bruguer Mix: marfil F6.09.86, beis F2.10.80 y marrón oscuro D2.50.30.

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