La casa de la interiorista Miriam Alía

Sobre un fondo blanco, cada detalle de esta casa desvela una faceta de la personalidad de su propietaria. Optimismo, energía, feminidad… dibujan el retrato de una decoración con carácter, diseñada a medida.

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La interiorista Miriam Alía, del estudio Living Pink de interiorismo y diseño, aplicó su experiencia profesional en su propia casa. La vivienda pertenecía a un edificio antiguo, con techos altos rematados en molduras y ventanales que llenaban de luz cada ambiente. Miriam sacó partido a esa luminosidad y la potenció al pintar las paredes en color blanco. Para el suelo eligió una tarima de roble teñida en acabado wengué, de la firma Parquets Marty, que recuperaba ese aire señorial del pasado.
 El contraste entre paredes claras y el suelo oscuro creó un marco de sereno equilibrio que cede todo el protagonismo decorativo a las piezas de mobiliario. Las espectaculares mesas de centro y de comedor, diseñadas por Living Pink, o la audaz selección de terciopelos en tonos atrevidos para tapizar las sillas, destacan sobre un fondo sobrio que, en un segundo plano, realza siluetas y colores. Sin embargo, ese discreción de los revestimientos se invierte en las habitaciones más íntimas de la casa. En la cocina, el vestidor y baño de invitados, los papeles pintados transforman las paredes en elementos activos de la decoración.
 Se trata de diseños con estampados de gran tamaño. La razón: a diferencia de los espacios con paredes blancas y lisas, los motivos XXL crean un entorno envolvente en el que es fácil sentirse arropado y seguro. En ellos, sin embargo, los criterios decorativos debían ser los contrarios a los utilizados en el salón y el comedor para evitar una saturación de elementos. De ahí que los armarios de la cocina, la composición de cajones y baldas en el vestidor o el mueble del cuarto de baño se eligieran con líneas sencillas, siempre en color blanco.
 Gracias a la pulcritud y linealidad de esos muebles, Miriam Alía introdujo una licencia decorativa sin temor a sobrecargar los ambientes. Se trata de lámparas de techo que, por su diseño, se suelen ubicar en el salón: una obra de autor firmada por Patricia Urquiola sorprende en la cocina; un par de pantallas de aire étnico, de Antennae, añaden un toque cosmopolita al aseo de invitados; y la lámpara de araña ofrece una imagen suntuosa del baño principal. Un concepto audaz que rompe límites y abre nuevas perspectivas decorativas.    

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Una decoración muy personal

Las piezas clave del salón -los sofás en esquina, la mesa de centro y la celosía de hierro lacada expuesta como si fuera un cuadro- fueron diseñadas por Miriam Alía, propietaria de la casa y socia del estudio Living Pink, de interiorismo y diseño. Sofás tapizados con tela de la firma Güell Lamadrid. Mesa auxiliar, de Anmoder. Lámpara de mesa, de cristal de Murano, adquirida en El Ocho. Alfombra modelo Kilate, de la firma KP. La lámpara de techo es de herencia familiar. 

Junto a la ventana del salón

Se situaron dos banquetas que se usan como asientos auxiliares. La introducción de piezas compradas en anticuarios o heredadas aporta historia a una vivienda joven y actual. Los retranqueos a ambos lados del ventanal se aprovecharon para colocar sendos radiadores y baldas ligeras hasta el techo. Banquetas antiguas, de Tribecca Concept, tapizadas con un terciopelo de Gastón y Daniela. Lámpara de pie, de Años Luz. Faroles, árbol y adornos navideños, de Los Peñotes. 

Salón en blanco

¿Cómo es posible que un ambiente decorado en su mayoría en color blanco no resulte plano? La mesa -con una base de madera lacada y una estructura de cristal en forma de U invertida- añade volumen en el centro del salón; la celosía aporta profundidad a la pared; por último, la lámpara de cristal dirige nuestra atención hacia el techo. Coral, de Anmoder

Sensibilidad a flor de piel

La serenidad del color blanco en el salón se matizó con complementos en texturas cálidas, que invitan a acurrucarse entre terciopelos acariciadores y sedas envolventes. Cojines: rectangulares y cuadrado, de Living Pink, confeccionados con telas de Indietro; con forma de corazón, de Los Peñotes. El plaid es de Zara Home. 

Colores vitamina en el comedor

El cuadro, un diseño de Miriam Alía a base de círculos de cristal en tonos vivos, realza el protagonismo de las sillas, tapizadas a juego. La mesa, con estructura de acero y tablero de cristal, es un diseño de Living Pink. Espejo y sillas de Blanc Divoire, tapizadas con terciopelos de Casa & Jardín. Apliques Apolo, de Pujol Iluminación.

La mesa del comedor al detalle

Velas, de Los Peñotes; las copas y las servilletas se venden en Zara.

Un jardín en la cocina

La encimera de Silestone se prolongó en la zona de la ventana para crear una barra de desayunos con un par de taburetes. El papel estampado con flores XXL que reviste la pared así como la delicada lámpara de techo dan intimidad a este acogedor rincón. Papel, de Designers Guild. Taburetes, de La Oca. La lámpara es un diseño de Patricia Urquiola y Eliana Gerotto, de venta en Años Luz. 

En esta cocina se respira limpieza

Los muebles con puertas en color blanco integran la campana extractora y dan sensación de higiene. Los frentes lisos, que casi simulan una pared continua, transmiten un mensaje: la acumulación de grasa es difícil en esta cocina. Muebles, de Cocinas Aries. Grifo, de Griferías Galindo. El conejo, un diseño de Paul Smith, se compró en Londres. 

Un dormitorio que se adapta al espacio

En la zona de descanso, la cama se flanqueó con dos mesillas de madera lacada diseñadas por Living Pink. Su orientación permite acceder al contenido de lo que se guarde en ellas con toda comodidad y rentabiliza el espacio entre la cama y las paredes. Lámparas de sobremesa, de SCV. Los cojines son de Zara. 

Un vestidor con esencia femenina

El vestidor combina estantes, una barra para colgar y cajones para almacenar distintas prendas y accesorios. El papel que reviste la pared se prolonga por detrás de esta composición y la integra en un encantador espacio donde se disfruta la coquetería.

El baño de invitados

El mueble diseado por Living Pink con estructura de espejo, el papel y la cisterna empotrada, invisible, lo asemejan ms a un romntico tocador que a una zona de aseo. Papel del vestidor, de Designers Guild. 

Baño principal

El lavabo se situó en el extremo. Así se dispone de una encimera continua, con abundante espacio para disfrutar durante la aplicación de los cosméticos. El espejo, de pared a pared y sin marco, duplica la sensación de amplitud en un baño que, gracias a la lámpara y a las cortinas que visten la ventana, transforma la higiene y el aseo en un romántico ritual de belleza. Lámpara, adquirida en Abaka. 

Plano e ideas decorativas

- El uso de diseños pintados con motivos marcados y de gran tamaño transforma cualquier habitación, por muy funcional que sea -cocina, cuarto de baño o vestidor-, en un ambiente con personalidad.
- El color de cada papel pintado también es clave para definir la atmósfera: estimulantes verde pistacho y rosa para despertarse con el primer café de la mañana; ocres que nos envuelven con su calidez para probar mil y una prendas en el vestidor sin pasar frío y un elegante gris que transforma el baño en un espacio exclusivo.

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