La pasión que siente Mónica, decoradora de profesión, por el diseño de interiores es desbordante y contagiosa; no hay más que cruzar el umbral de la puerta de su casa —ubicada en un céntrico barrio madrileño— para percibirlo y casi palparlo. Muestra en conjunto una vivienda que podría resumirse como familiar, acogedora y vivida, aunque con un estilo difícil de definir. Fiel reflejo de sus gustos, impulsos y personalidad, la decoración está regida por un severo eclecticismo de resultados asombrosos.
Una base de parqué de tablillas antiguo, techos altos con molduras y paredes blancas acoge sin reparos este refinado look de insinuantes toques vintage a base de exquisitas piezas heredadas, antiguas adquiridas en almonedas o anticuarios y marcados complementos de diseño. Otra de las grandes aficiones de la propietaria es viajar, descubrir nuevos mundos, costumbres y piezas interesantes que suele traer de vuelta como recuerdo e integrar en su casa con increíble armonía.
De eso precisamente presume ella misma, de la facilidad con la que piezas de origen y estilo tan dispar encuentran su sitio en su casa como si llevaran ahí toda la vida. Una peculiar decoración que —aún formada por múltiples objetos— se aleja del riguroso orden que imponen las antigüedades valiosas. Aquí encontramos todo lo contrario, ambientes cálidos y muy familiares donde los niños, educados desde pequeños a convivir y a respetar el arte, son protagonistas indiscutibles.
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Mix de estilos en el salón
La zona de estar comunica con una espaciosa terraza amueblada y decorada para disfrutarla durante todo el año; gracias a ella el delicioso eclecticismo del salón se enriquece con la abundante entrada de luz. Alfombra, de The Rug Company para BSB. Los baúles son piezas antiguas de Louis Vuitton y Hermés. Lámpara de mesa Tizio, de Artemide.
La opción de destacar la chimenea fue contemplarla como elemento decorativo, además de como fuente de calor. Su exterior de cemento pulido luce un diseño moderno de aristas rectas que se completa con un banco a media altura y la tradicional repisa de mármol, excelente escaparate de curiosidades. Chimenea diseñada por Iván Yllera.
La decoración de toda una vida llevada a cabo con mucho mimo se percibe por toda la casa. En el salón conviven en armonía sillas de diversa procedencia, cuadros dispares y estampados geométricos; como hilo conductor, los dos sofás, tapizados en tonos lisos, se convierten en una apuesta segura. Alfombra, de The Rug Company para BSB. Lámpara, de Santa & Cole.
En el comedor, todo encaja
Dotado de una clara inspiración clásica, el comedor acoge con los brazos abiertos sillas de diseño, entre otras, heredadas y una pareja de lámparas colgantes modernas. Una magnífica composición de fotos antiguas completa con acierto el ambiente. Sillas modelo Globus, de Stua. Butacas heredadas. Alfombra, de The Rug Company para BSB.
En la cocina se demuestra, con mucho estilo, cómo una mano de pintura o un complemento bien escogido pueden dar otro aire al espacio. Aquí, prima el blanco de base en suelo, muebles y electrodomésticos; por eso, el azul mar de la pared y la lámpara de araña sobre el comedor renuevan el aspecto total. Lámpara, similar en Laura Ashley.
La distribución de la cocina
El generoso espacio de la cocina se organizó de tal modo que quedara el centro despejado; justo ahí se ubicó un comedor de diario, con la clásica mesa tocinera y sillas antiguas pintadas de blanco para integrarlas en el ambiente. Vasos de colores, de Alquitara.
En el dormitorio infantil se mantuvo la misma línea ecléctica que mezcla piezas de almoneda con otras de diseño. Destaca la original lámpara de techo de colores y dos simpáticos capotes de torero, en miniatura, regalo para los niños, que decoran la pared. Lámpara, de Fisura. Moqueta, de KP.
Un baño amplio y funcional
Un espejo decorado, que recuerda a los venecianos, preside el cuarto de baño de los más pequeños; además está equipado con un lavabo retro, tres hornacinas idénticas para los cepillos de dientes.
En el baño de los niños, una espaldera de gimnasio de las de antes sirve de toallero.
El dormitorio principal con espacio para todos
La seriedad queda fuera del dormitorio de los padres; aquí un gran cabecero preside el cuarto y actúa al mismo tiempo como panel para exponer los dibujos de los niños. ¿Por qué no? Cabecero tapizado con una tela de Ybarra & Serret. Moqueta, de KP.
El cuarto de baño principal es quizás el espacio más funcional de toda la vivienda. Destaca el maravilloso mármol travertino empleado en el suelo, lavabo y revestimiento de la bañera; las paredes se pintaron en blanco para aligerar el conjunto. Griferías modelo Aspas, de la firma Grohe.
En el dormitorio principal se suceden numerosos guiños personales expuestos con mucha gracia, como el kimono que cuelga del aplique. Sillas adquiridas en un anticuario y tapizadas con una vistosa tela de mariposas, de Becara.
Unos zapatos de Balenciaga, propiedad de la abuela de la dueña, han pasado de ser prendas de vestir a convertirse en elementos decorativos.
Plano e ideas decorativas
Una decoración única
-Los recursos empleados en el interiorismo de la vivienda van más allá de los adornos o los textiles tradicionales. Piezas de singular belleza y procedencia se suman a los recuerdos y objetos personales como elementos decorativos encargados de poner esa nota tan especial y personal.
-La presencia de tres hijos pequeños en la familia marcó en gran medida la decoración de la casa. Lejos de convertirla en una exposición, cada pieza y cada mueble son accesibles para los niños, educados en el respeto por el arte. Su sello, además, queda patente gracias a sus dibujos.
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