El proyecto de decoración de este piso barcelonés se encargó a la interiorista Laura Terés. Con tonalidades claras y la calidez de la madera ella creó ambientes acogedores, que además potencian la luminosidad de la vivienda, reformada por la arquitecta.
La planta irregular y los ventanales condicionaron la distribución, pero también definieron cada espacio de un modo muy natural.
Las paredes y los tapizados neutros y la tarima de roble componen un fondo elegante y cálido, que permitió a la decoradora añadir complementos multicolor, como los cojines y la alfombra en la zona de estar. En cuanto al mobiliario, conviven algunos diseños míticos de los años 50 y otros creados por la interiorista en roble, que destacan por su estilo y funcionalidad. En el salón, es un escritorio volado con cajonera, o una mesa de centro con huecos amplios a dos caras. Y en el dormitorio, unas mesillas y un armario exento, con puertas y cajones en perfecta simetría.
En el proyecto de la interiorista también destacan la cocina y el cuarto de baño, por su distribución acertada y estética impecable. La primera, con área de trabajo, organizada en dos frentes paralelos, y un office, se comunica, a través de una puerta acristalada de dos hojas, en ángulo recto, con el salón-comedor. Ésta, si permanece abierta, contribuye a aumentar la sensación de amplitud y luminosidad en la cocina. En el baño, con piedra natural tono marfil y roble, el mueble de lavabo se enfrenta a inodoro y ducha, separados por tabique.
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Ambiente más dinámico en el salón
Los cojines multicolor y la alfombra de inspiración patchwork adquieren protagonismo en la zona de estar, por su contraste con las tapicerías, la mesa de centro y la tarima.
Cojines: lisos, de Filocolore, y con gran estampado, de Becara. En la pared del sofá, foto enmarcada de Alexis de Vilar, adquirida en Luzio. Alfombra y cojín a juego, de BSB. Para vestir ventanales de amplias dimensiones, las venecianas de madera, a medida, son la solución.
Una decoración en calma
La planta irregular del salón condicionó la distribución de los ambientes, pero también definió de un modo natural cada espacio: zona de estar y comedor. Ambos, decorados con tapicerías entonadas y madera, destilan serenidad.
Sofás Bahia, de Alivar. Mesa de centro, diseñada por la interiorista Laura Terés. Sobre ella, cuencos de Luzio. Venecianas, de Bec.
Escritorio adosado
En el espacio más próximo a la puerta corredera, de acceso al salón, se creó una zona de despacho, con mesa y cajonera, diseñadas por la interiorista. Dos baldas, un flexo y focos empotrados en el techo logran que este ambiente sea más funcional.
Butaca y manta, de Luzio. Cojín, de Filocolore. Lámparas blancas, articuladas Signal, de Jieldé.
Buenas ideas decorativas
Una columna blanca, casi mimetizada con las paredes y el techo, marca la separación entre el estar y el comedor. Al situarse junto a uno de los sofás, se evitó que obstaculizara la circulación. En primer plano, mesa diseñada por la interiorista Laura Terés, de hierro lacado recubierto de roble. Funcional y abierta a dos caras, ofrece un espacio extra de almacén.
Lección de estilo en el comedor
Los diseños italiano y nórdico armonizan en este comedor de líneas depuradas. Una lámpara de suspensión, creada por Castiglioni en 1978, ilumina la mesa y las sillas danesas, diseñadas por Wagner en los años 1960 y 1956.
Mesa CH318 y sillas CH20, de la firma Carl Hansen & Son. Lámpara Frisbi, de Flos, con gran difusor. Cuencos rojos, de Luzio.
Espacios conectados
Con la distribución en frentes paralelos y una puerta de grandes dimensiones, la cocina y el office se abren, literalmente, hacia el comedor.
Electrodomésticos, de Siemens. En office, mesa y sillas, de Pilma; y lámpara de suspensión Disa, diseñada por Juan Antonio Coderch en los años 50, editada por Tunds.
Cambio de color en el cocina
En la cocina, con planta rectangular y un comedor de diario, el blanco, elegido solo en los armarios inferiores, logra dar a este frente una gran luminosidad. Al fondo, separado con un tabique, un armario empotrado del recibidor.
Campana y mobiliario de cocina, de la firma Bulthaup.
Un dormitorio muy personal
Con los muebles en roble, el dormitorio se torna en un ambiente más cálido. A destacar, la chapa de hierro que, como una segunda piel, envuelve la mesilla, diseñada por la interiorista.
Lámpara de sobremesa Naomi, de Carpyen. Colcha, de Textura. Almohadones lisos, de Filocolore. Plaid y cojín estampado, de Luzio.
Armarios cara a cara
El vestidor adquiere un aire más exclusivo con un armario en roble, diseño de la decoradora. Con él, además, se saca máximo partido a este espacio, difícil de distribuir por su planta alargada y sus dos ventanales en esquina, al fondo.
Silla, de Lobster’s Day, en Luzio. Lámpara de pie TMM, de Santa & Cole. En el suelo, cojines, de BSB.
Fusión en armonía en el cuarto de baño
Para la decoración del baño se combinaron dos materiales naturales: la madera, en el mueble, y la piedra marfil abujardada, en las paredes, con otro sintético, el Corian, muy maleable, que permite realizar en una única pieza, sin juntas, la encimera y el lavabo.
Mueble, diseñado por Laura Terés, en madera de roble y Corian. Grifería mural Link, de Rovira.
Plano e ideas decorativas
- La distribución de esta casa convierte la cocina en un espacio bien comunicado, con dos accesos: desde el recibidor y el salón.
- Su planta alargada resulta muy funcional. Permite equipar dos paredes largas y dejar el espacio intermedio como una zona de paso amplia.
- El área de trabajo y el office tienen pavimentos diferentes. Con este cambio se delimita el espacio de cada uno.
- La puerta acristalada, que comunica office y salón, se integra en la decoración con una veneciana. Abierta, su gran vano hace más fluida la circulación.
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