Una vivienda en dos alturas
La decoración de este piso se caracteriza por los interiores en tonos claros que ganan calidez gracias a los originales muebles de madera realizados a medida para delimitar los ambientes.

Las interioristas Pilar y Blanca Rubio, del Estudio P y B, proyectaron la reforma de este piso madrileño para convertirlo en la vivienda habitual de una de ellas. Partían de dos alturas, y en ambas fue necesario modificar la distribución original para adaptarla a su estilo de vida. En la planta baja se situó el recibidor, la cocina, el comedor de diario, un cuarto de plancha, la zona de servicio, un aseo, un salón, los dormitorios de las dos niñas —una de ellas, un bebé— y un cuarto de baño. En la primera planta se organizó un dormitorio con vestidor y cuarto de baño integrados. A continuación, se situó un salón-comedor rodeado de ventanales que inundan el interior de luz, matizada con estores tipo screen, y una terraza.
Para que en una casa tan amplia existiera una continuidad decorativa, se utilizó la misma gama de color —tonos claros— en todos los ambientes de ambas plantas. El color arena predomina en las tapicerías y en las paredes de toda la vivienda. Este tono está presente, incluso, en dos paneles forrados con cuarterones de ante situados en la primera planta; uno de ellos delimita la zona de comedor y el segundo se utiliza como cabecero en el dormitorio principal. Otro elemento que también se utilizó para potenciar esa sensación de continuidad fue el uso reiterado de madera de Mansonia. El Estudio P y B utilizó esta vistosa variedad para realizar ingeniosos muebles a medida. Entre ellos llaman la atención los armarios del comedor —que al no tener tiradores dan la impresión de ser paredes paneladas— así como el mueble a media altura que independiza el comedor de la zona de estar. Sin embargo, en el suelo se recurrió a dos materiales diferentes: tarima en la planta baja y piedra caliza de Colmenar apomazada en la primera planta.
La madera de Mansonia también se utilizó en el dormitorio principal, situado en la primera planta. Aquí, Pilar y Blanca Rubio diseñaron un mueble de suelo a techo que separa la zona de descanso del vestidor, ubicado detrás de éste. Con esta variedad de madera también se realizaron las puertas correderas que independizan el dormitorio del pasillo y del cuarto de baño. Este último se distribuyó en tres zonas. Desde la central, con dos lavabos encastrados en un armario y paredes paneladas en madera de Mansonia, se accede, a la izquierda, al bidé y al inodoro, y a la derecha, a la ducha y la bañera. Una de las medidas más originales de la reforma tuvo lugar en el dormitorio destinado al bebé. Al modificar la distribución antigua, se tuvo la posibilidad de integrar una pequeña terraza que no se utilizaba. En el espacio ganado se diseñó una plataforma sobre la que se instaló la cama para cuando la niña crezca y abandone la cuna. Una idea que se suma a las brillantes soluciones que caracterizan a esta reforma. Sus señas de identidad: tonos claros, muebles de estilo actual y diseños planificados a medida que añaden interés y otorgan un encanto singular a esta vivienda.