Un dúplex cálido y luminoso
Tras una reforma integral, este piso de dos plantas se convirtió en un espacio equilibrado, regido por la calidez de la madera y por una decoración en la que cada pieza encaja a la perfección.
Cuando el propietario de este dúplex decidió compartir su casa con su novia se enfrentó a una reforma integral para adaptar la distribución de la vivienda a sus nueva vida en pareja. Con la reestructuración, en la que se derribaron tabiques para conseguir espacios abiertos y unificados, se realizó también un cambio sustancial de la decoración. De ambos aspectos se encargaron el arquitecto Pedro Pascual Mariné y el interiorista de Espais Interiors Ramón Peñarroya Vilavella, cuyo objetivo era conseguir un ambiente cálido, que resultase actual sin caer en minimalismos, y con cierto encanto intemporal.
En la planta baja se eliminaron antiguas divisiones para crear un único espacio diáfano que comparten el salón, el comedor y el recibidor, delimitado por un pilar estructural que quedó a la vista tras la reforma. Junto al comedor se encuentra la cocina, separada por un panel deslizante que se pintó en el mismo color que la pared. El decorador apostó por mantener la continuidad visual entre la zona de estar y el comedor a través del tono beis de las paredes y las tapicerías. Sin embargo, cada área mantiene su independencia debido, no sólo a la ubicación, sino al estilo del mobiliario: más clásico en el salón y con cierto toque de diseño en el comedor, con sillas teñidas en negro y una mesa de cristal.
En el nivel superior se creó un gran dormitorio con vestidor y baño, iluminado por la abundante claridad que entra por la terraza. En esta estancia se continuó con la línea decorativa del resto de la vivienda, y se potenció el uso de la madera. En la reforma se tuvo muy en cuenta la necesidad de aumentar el espacio de almacenaje con varios armarios, uno de ellos junto a la cama. Además, para que la habitación resultara más confortable, se recuperó la viguería original del techo. Un cabecero sencillo y recto y dos baldas voladas completan el dormitorio. Desde el dormitorio se accede al baño por un vano sin puerta. En un retranqueo de la pared se ubicaron los lavabos, enfrente, una bañera de hidromasaje encastrada en una estructura de madera y, a continuación de ésta, una ducha de obra, revestida con gresite en varias tonalidades de beis. El vestidor, con puertas correderas en cristal y madera e iluminación cenital, se encuentra también en esta zona. El resultado: una estancia luminosa y amplia que invita al descanso y a la relajación gracias a la elección y combinación acertada de los materiales y de los colores.
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