Angélica Heras
Unos pequeños retoques y el conocimiento en la materia de su propietaria, Beatriz Silveira, propietaria de la tienda de decoración Batik Interiores, bastaron para reformar este piso de 80 m2, situado en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. El mayor cambio se llevó a cabo en la cocina, que se amplió al restar espacio al tendedero, para crear un práctico office. Con ello, además de dotar a la cocina de más metros cuadrados, se consiguió potenciar la luz natural en la estancia.
De esta forma la cocina y el salón comedor quedaron integrados en un mismo espacio, gracias a la apertura parcial del tabique que separaba ambas zonas antes de llevar a cabo la reforma. En el espacio destinado al estar se ubicó un mueble bajo, que alberga el televisor, y cuyo largo de 2,10 m coincide con el tabique divisor de los espacios. El resto de la casa, compuesto por el dormitorio principal, el baño y el cuarto de invitados, se dejó tal cual ya que su propietaria no precisaba de mayores cambios.
El toque de innovación llegó de la mano de la decoración, acorde a los gustos de su propietaria. Para ello, eligió piezas sencillas, con predominio de líneas rectas y la madera como material protagonista. La mayoría de ellas, claro está, procedentes de la propia tienda de la dueña o de mercadillos callejeros. Las paredes, pintadas en color piedra, y el suelo de tarima de roble fumé, en formato de una lama, proporcionaron a la vivienda una agradable sensación de amplitud, luminosidad y calidez, convirtiéndola en un espacio muy confortable.
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Un gran ventanal con puerta corredera preside este salón amplio, luminoso y confortable, gracias a la acertada elección del mobiliario y al blanco de las paredes, sólo interrumpido por estratégicos toques de color. Mesa de centro, sillas de madera, sofá, chaise longue y alfombra, de Batik. Lámpara de pie cromada, de Oficios de Ayer. Cojines confeccionados con telas de la firma Gastón y Daniela.
Cómoda vintage, de Madrid in Love. Flexo negro adquirido en un mercado de París. Botella y tibor, de Antennae.
La terraza, antiguo tendedero, en principio alargada, acortó su longitud para dársela a la cocina y crear un office próximo a ella, lo suficientemente grande para dar cabida a cuatro personas. Unos estores blancos tamizan la luz y protegen del sol que entra por la puerta y la ventana. Sillas apilables de los Eames, de Vitra.
Mesa de madera, de Batik Interiores.
Cocina y salón en paralelo
Un tabique parcial es el elemento separador entre el salón y la cocina. La longitud del muro se adaptó al tamaño del mueble del televisor situado frente al sofá, pegado a la pared. Kílim de Batik Interiores.
Las paredes, libres de adornos, sólo están decoradas mediante algunos cuadros apoyados en ellas; es el caso de este cartel publicitario de los años 50, que descansa en el tabique, o la lámina de Chillida, sobre la cómoda. Cartel de cine original de la película Margarita Gautier, adquirido en una subasta on ine. Reproducción de Eduardo Chillida, en Brocar.
En el espacio destinado al estar se ubicó un mueble bajo, que alberga el televisor, y cuyo largo de 2,10 m coincide con el tabique divisor de los espacios. Mueble bajo, modelo Ethnicraft, de Batik Interiores.
Rincón luminoso para el comedor
El comedor se situó junto a la puerta que comunica con la terraza, con lo que gana en luminosidad y permite la ventilación. Sólo el horno, encastrado en columna, recuerda la presencia de la cocina. Lámpara roja de techo, de Batik Interiores.
Distribuida en un solo frente y en blanco inmaculado, la cocina oculta armarios y cajones gracias a su diseño sin tiradores. La mesa de madera y la lámpara son los únicos elementos de color que contrastan con la pureza de la pared y del mobiliario de cocina. Las sillas de diseño se apuntan al juego en blanco. Cocina diseñada por Batik Interiores y realizada por Línea 3.
El dormitorio principal se caracteriza, como el resto de la casa, por su sencillez. Tan sólo formado por una cama de matrimonio, en la que destaca el cabecero tapizado, una butaca retro y una cómoda envejecida. Cabecero, butaca, mesilla y cómoda, de Batik Interiores. Manta rosa, de Mantas Ezcaray. Almohadón azul estampado, de Gastón y Daniela; y en verde, de Batik.
Junto al dormitorio, el cuarto de baño es la única estancia de la casa que cambia la tarima del suelo por mármol. Una puerta corredera separa el lavabo, encastrado en una encimera, también de mármol, de la bañera y el inodoro. La cajonera alargada, a ras de suelo, ofrece un amplio espacio de almacén.
Una cama con estructura de diván, una sencilla mesa, hecha con borriquetas y sobre de cristal, y una silla frente a la ventana forman el discreto cuarto de invitados. Una composición de cuadros y espejos en una pared es la única licencia decorativa de la estancia. Silla, cama, escalera y espejos, de Batik Interiores. Alfombra adquirida en un viaje a Tánger.
- Las hojas correderas dan mucho juego en habitaciones pequeñas, tanto en armarios como en puertas de entrada, porque no restan espacio como las tradicionales. Por eso, en este cuarto de baño se ha optado por instalar una.
- Opta por los muebles imprescindibles, pocos pero bien escogidos. Como en el dormitorio: con la cama, una cómoda y una butaca se solucionó el problema de espacio. Las paredes, en tonos claros, aportan amplitud.
- Si tienes un gran ventanal, como en el caso del dormitorio, coloca una butaca próxima a él. Será tu gran aliada en las horas de lectura. Un puf te permitirá mantener las piernas en alto. Y cuando no lo utilices, ocúltalo debajo del sillón.
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