DAVID TSAY
La primera vez que los actuales propietarios de esta casa de campo la visitaron, pensaron que era demasiado pequeña para ellos. Con un salón, la cocina, dos habitaciones y un único cuarto de baño, no era precisamente lo que buscaban, a pesar de que contaba con un amplio espacio ajardinado, una arquitectura colonial muy atractiva y unas magníficas vistas al mar.
Tras visitar otras viviendas más grandes por la zona sin éxito, no podían dejar de pensar en aquella casita azul y blanca que, sin querer, había hecho mella en ellos. Se dieron cuenta de que el potencial ilimitado de la primera superaba con creces los inconvenientes. "Solo necesitaba algo de amor", cuentan. En una segunda visita decidieron convertirla en la casa de sus sueños. Además de cambios en la distribución, la vivienda necesitaba profundas actualizaciones de fontanería, electricidad y climatización. Una vez solventados, optaron por teñir el suelo de madera oscura en un tono más cálido y pintar toda la casa de un blanco impoluto. Trasladar la cocina —típica de los años 80— al nuevo milenio era primordial para la dueña, que buscaba un ambiente sencillo. Amueblar la casa representaba también un desafío por sus pequeñas dimensiones. La mayoría de los muebles se hicieron a medida, encargados al milímetro para adaptarse mejor al espacio. Prima un estilo funcional con piezas prácticas, recuperadas y handmade. "Vivir a pequeña escala no significa prescindir de cosas, se trata de ser lo suficientemente selectivo como para hacer que cada cm2 sea cómodo e interesante", asegura la nueva dueña.
Los propietarios se sienten orgullosos de su dormitorio ampliado, en el que reina una cama king size, y del agradable jardín, un lugar ideal para comer, leer, sestear, recibir a amigos o sentarse cada día a contemplar la romántica puesta de sol.
Publicidad - Sigue leyendo debajo
Una casita poara disfrutar
El buen tiempo, una iluminación apropiada para las veladas y una mesa amplia y resistente, como esta, de teca, invitan a degustar ricos platos en buena compañía.
El comedor se ha colocado en una zona de sol y sombra para mayor comodidad y se ha completado con sillas y bancos para los comensales.
Acceso empedrado al jardín
La casa de campo, de 396 m2, cuenta con un jardín ideal para leer, tomar el sol, echarse la siesta, preparar una barbacoa o disfrutar de las vistas. Este nuevo espacio de vida era antes un patio grande poco aprovechado. El acceso a la casa se solucionó mediante un camino realizado con losetas de hormigón.
Disfruta de comidas fuera
En comedores exteriores, como este, hay que tener en cuenta la ubicación y la comodidad de los asientos. Se debe colocar la mesa cerca de un árbol cuyas ramas dejen pasar el sol en su justa medida. Hazte con cojines mullidos para estar más a gusto y dispón cerca una camarera que permita tener todo a mano.
La luminosidad es la gran protagonista del salón gracias al cerramiento panorámico que lo preside, ideal para disfrutar de las vistas, y tres ventanas en arco que dan a la estancia un plus decorativo y una dosis de elegancia. Se amuebló con un sofá blanco y butacas a juego en torno a una mesa de centro.
Suelos resistentes. El buen estado de la antigua tarima flotante de roble permitió conservarla. Eso sí, se tiñó en un tono natural que aporta calidez y contraste. La ventaja de este tipo de pavimento, además de su resistencia, es su capacidad de absorción de impactos, lo que le convierte en un suelo silencioso.
Con inviernos templados, pero húmedos, se agradece la chimenea.
A pie de ella se colocó un protector de suelo de material ignífugo, para que las chispas no dañen la madera. En su frente se dispuso una pantalla de rejilla con patas para su correcta estabilidad
A pequeña escala
En el recoleto salón se conservó la chimenea de obra, aunque fue necesario acondicionarla.
La repisa de la chimenea se decoró con pequeñas antigüedades, como los divertidos perritos de hierro fundido Hubley que, en realidad, son topes de puerta.
Decorar espacios pequeños supone todo un reto. Evita colgar un cuadro grande o piezas que desentonen por su excesivo tamaño. Lo único que harás es reducir aún más la estancia. En esta casa se optó por objetos mini y se les dio una función distinta. Mercadillos y rastros son una fuente de inspiración.
En habitaciones no muy amplias, como este salón, puede que los muebles de tamaño estándar no quepan. La solución es hacerlos a medida: este sofá pequeño de dos plazas es perfecto y encajaba con el deseo de los propietarios de que se ubicara bajo las ventanas.
A una mesa antigua, cuadrada e inicialmente alta, se le cortaron las patas para transformarla en la pieza de centro en la que se ha convertido ahora; un sillón de jardín luce ideal en el interior.
Junto al salón, en la habitación contigua, se instaló un desahogado comedor formado por una mesa rústica y dos cómodos sillones de fibra. Un cerramiento acristalado integra el jardín exterior en el interior, sobre todo cuando se abren las puertas. A ambos lados de ellas se dispusieron unas estanterías con baldas que facilitan una gran capacidad de almacenamiento.
Otra de las actuaciones en la casa fue eliminar las distintas capas de pintura que se habían acumulado a lo largo de los años en todas las estancias. Una vez que se revelaron los muros originales, se encargó a un artesano local que los revistiera de estuco y los dejara de forma natural. Ahora el blanco protagoniza las paredes y capta la intensa luz que entra por las ventanas.
Al ser estrecha y larga, la cocina se distribuyó en forma de U, con armarios bajos en blanco para no recargarla. Una buena idea fue hacerse con una pequeña isla móvil que sirve tanto como superficie extra de trabajo, barra de desayunos o camarera. Para el suelo se ha elegido un porcelánico italiano de estilo rústico que contrasta sutilmente con el blanco que impera en la cocina.
Conexión visual
La antigua puerta de la cocina se sustituyó por un vano en forma de arco que permite una mejor comunicación visual con el comedor y la libre circulación de la luz natural. Se eligieron unas lámparas y apliques de estilo industrial para iluminarla.
La cocina estrena placa de gas con horno y electrodomésticos, como la campana panelada. Este recurso se utiliza para esconder el cuerpo de acero inoxidable y ofrecer un conjunto más estético. La zona de cocción, ubicada en el otro frente de la cocina, se revistió con azulejos blancos tipo metro para facilitar su limpieza. En ellos se dispusieron estanterías con baldas y rieles con ganchos para el menaje. Este, de cobre, es todo un guiño vintage.
En uno de los frentes de la cocina se dispuso el fregadero, con una amplia encimera en tono gris. En los extremos de ésta se colocaron menaje y utensilios para tenerlos a mano, como botes, tablas de cortar o un expositor de vasos. También se decoró con pequeñas plantitas, cestos con fruta y cuadros antiguos pintados al óleo.
En las cocinas estrechas y con ventana, el almacenamiento puede suponer un problema. Colocar armarios compactos en la parte superior quizá provoque sensación de agobio.
Aquí se solucionó con unas prácticas y sencillas baldas en forma de L que, situadas una debajode otra, permiten tener el menaje de diario a la vista y a mano. Estas estanterías fueron personalizadas con tableros de madera y soportes de metal.
¡Una excelente idea que casi no ocupa espacio!
Junto a la cocina se reservó un espacio para ubicar la lavadora/secadora, la plancha y los útiles de jardín. Al tener puerta, esta zona queda oculta. Cestas y capazos, tejidos a mano y dispuestos en vertical, decoran y sirven de almacenamiento.
Buen aislante
Las paredes de la zona de lavado se revistieron de madera no solo por estética, sino también para tapar desperfectos y facilitar el aislamiento térmico y acústico de la habitación. Las tablas, pintadas de blanco como la puerta, agrandan visualmente la estancia.
El sueño de la pareja era tener una cama king size y ¡lucharon por ella! Tanto que hubo que tirar el tabique del dormitorio original y adueñarse de algunos metros del porche. Ahora, la cama con cabecero bajo luce así de bonita flanqueada por mesillas blancas y enmarcada por el ventanal. A los pies, un banco sirve de descalzadora.
Las flores siempre alegran y dinamizan cualquier estancia, pero en una casa de campo, la decoración no estaría completa si no estuvieran presentes. Siempre mejor naturales, elige flores en colores intensos, para que llamen la atención, y acompáñalas con textiles de estampados floridos. Recuerda que la botánica y su entorno es tendencia en decoración.
Junto al dormitorio se ubicó el cuarto de baño, reformado por completo. El inodoro y la ducha se dispusieron junto a la ventana, ligeramente separados del lavabo por medios tabiques de obra y un vano en forma de arco. El suelo se revistió de mosaico hexagonal, mientras que en las paredes se alternó pintura con azulejos blancos y una mini cenefa.
Encanto retro
La zona del lavabo destaca por su estética vintage con la elección de los grifos, el espejo XL pivotante o los apliques que combinan vidrio y metal. La encimera, realizada con los mismos azulejos rectangulares del murete, acoge el lavabo encastrado y un mueble con cajones y armarios en un tono gris azulado, que contrasta con el blanco.
Cuando hay un solo baño en casa, conviene buscar soluciones para compartir. Aquí se levantaron medios tabiques que separan la zona del lavabo de los sanitarios y de la ducha. De esta forma pueden permanecer dos personas a la vez sin vulnerar su intimidad.Al adquirir viviendas de segunda mano, es posible que heredes objetos que desecharías a priori; pero si lo piensas bien, tal vez puedas darles una segunda oportunidad. Damajuanas, cacerolas, regaderas… sirven de improvisados y divertidos jarrones. Colocados en un entorno vintage, como en este cuarto de baño, añaden un encanto especial. Y si eliges plantar especies aromáticas en ellos, además de decorar, hará las veces de un fragante ambientador natural.
Publicidad - Sigue leyendo debajo