PLANTA BAJA
El piso tenía dos suelos. El original de los trasteros era de azulejo y, sobre él, se había echado una capa de mortero, seguida por una madera tosca. Hubo que retirarlos, nivelar y colocar un laminado de madera. Además, aprovecharon para instalar calefacción radiante, “así conseguimos ganar el espacio de los radiadores”, explica Nonia. Y es que uno de los grandes encantos de la vivienda, su tejado abuhardillado, supuso un reto por la falta de metros. Para solventarla, sustituyeron las puertas por vanos sin hojas, salvo en el aseo y el dormitorio, donde optaron por correderas. Otras soluciones fueron diseñar armarios a medida y una escalera con peldaños volados para que, desde el salón, a través de ellos se pueda ver el dormitorio, situado en el otro extremo de la casa.
Para conseguir amplitud, paredes y techos se revistieron en blanco. “Mientras pintábamos una de las vigas de blanco, mi marido pasó un paño y se quedó con el tono que tienen ahora, agrisado. ¡Me encantó! Así que ese acabado fue cuestión del azar…”, cuenta Nonia, entre risas. En el piso de arriba se encuentran la terraza y un cuarto multiusos. En cuanto a la decoración, apostaron por un estilo actual con toques nórdicos. “Estaba tan emocionada, que empecé a comprar los muebles antes de terminar”, comenta Nonia. El resultado demuestra que no se equivocaba.