Esta era la cuestión: ¿rehabilitar una casa o tirarla y construir una nueva? Los propietarios de esta vivienda, situada en la localidad de Sigüenza, Guadalajara,lo vieron claro: mejor, empezar de cero. Bueno, realmente, no fue una decisión que tomaran desde el principio, pues nada más adquirirla pensaron que, con una reforma, conseguirían adaptar la construcción a lo que ellos buscaban: una casa cómoda, sencilla y de espacios abiertos, donde escaparse con sus hijas los fines de semana. Sin embargo, analizando el terreno, los planos y sus necesidades, llegaron a la conclusión de que merecería la pena embarcarse en una auténtica y verdadera obra para levantar un nuevo chalé.
Los propietarios trabajaron mano a mano con el arquitecto Miguel Quirós Esteban y la interiorista Mercedes Postigo y dibujaron cientos de posibilidades hasta conseguirla arquitectura deseada: una construcción en sintonía con el entorno —con fachada de piedra arenisca y cubierta de teja—, de dos plantas y con grandes cerramientos acristalados que conectan el interior con el exterior. En la planta baja se encuentran la cocina, el comedor, el dormitorio principal en suite y el salón (en un nivel inferior por las características del terreno), que se convierte en la zona más frecuentada junto con la estupenda piscina. Ésta, al igual que el jardín que la rodea, es también de nueva construcción. La planta superior se reservó para los dormitorios de las dos hijas, ambos con el baño integrado.
En cuanto a la decoración, la interiorista Mercedes Postigo siguió las pautas marcadas por los propietarios: querían ambientes actuales, desahogados y cómodos, con un look que no fuera ni rústico, por tratarse de una casa de campo, ni minimalista o tan moderno como el estilo arquitectónico de la casa. Mercedes creó una atmósfera cálida, con suelos y vigas de madera, techos blancos y paredes en tonos neutros; muebles de diferentes estilos y acabados, y telas lisas o con discretos estampados, sin estridencias.
Realización: Dafne Vijande.