Un piso luminoso en la costa
Los muebles adquiridos en almonedas y viajes aportan carácter a esta vivienda, decorada en tonos claros para potenciar la intensa luz natural.

La puesta en práctica de ideas sencillas, pero con resultados espectaculares, se vislumbra en cada detalle de la decoración de este piso, de cerca de 100 m², situado en una urbanización de la Costa del Sol. Sus propietarios —una pareja con hijos— lo adquirieron porque se encontraba muy cerca de la casa familiar donde habían veraneado siempre. Además, el conjunto urbanístico, proyectado en los años 60 por un arquitecto norteamericano, respondía a un estudiado diseño —con vistas al exterior desde cada una de las estancias— que ofrecía a sus habitantes la sensación de encontrarse en una vivienda unifamiliar y no en un piso. Las ventanas, orientadas a prácticamente todos los puntos cardinales, facilitan la creación de corrientes de aire en el verano, una sensación de frescor que se potenció pintando las paredes de color blanco, mientras que el grosor de sus muros proporciona un buen aislamiento térmico cuando acuden en vacaciones invernales. La propietaria se encargó personalmente de la decoración del piso, y se la planteó como una ocupación a largo plazo, sin prisas ni esquemas predeterminados, disfrutando de la selección de cada objeto encontrado en mercadillos, almonedas y viajes. En otros casos, recurrió a soluciones llenas de ingenio. Por ejemplo, el sofá y las butacas del estar fueron un regalo de los antiguos dueños del piso. Como su tapicería no le gustaba, los cubrió con sencillas fundas de algodón blanco. La mesa de comedor la resolvió con un tablero y dos borriquetas, ocultas bajo un faldón liso y un paño adquirido en un viaje a Marruecos. El aire marroquí se encuentra también en la terraza, concebida como un espacio donde se pasa parte del verano; de ahí que realizara un banco de obra, cubierto por mullidos cojines. Su sentido práctico se aprecia, además, en el baño —donde los lavabos se encastraron en un mueble de obra— y en la cocina; allí combinó una estantería rústica con un diseño de líneas modernas para tener a mano la vajilla y todo el menaje.