Una casita de campo de solo 40 m²

Esta pequeña casa de campo, construida con poco presupuesto en un rinconcito de la finca familiar, está pensada para disfrutar de momentos de vacaciones y fines de semana.

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Un refugio en pleno campo, por pequeño que fuera, ese era el mayor deseo de los propietarios de esta casa, una joven pareja asturiana. Pero la realidad era que ya tenían suficientes gastos con su primera vivienda, como para hacer una fuerte inversión en una casa de verano. Como llovida del cielo, la solución llegó cuando el padre de ella les cedió parte de la finca familiar para poder construirla.

Se trata de un pedacito de tierra que linda con el muro de piedra de su propiedad, ideal para lo que ellos querían. Se pusieron manos a la obra y diseñaron su propia casita: de una sola planta y con dos dormitorios. A la hora de plantear la distribución sólo tenían condición indispensable por encima de todo: era básico crear un porche, un espacio bien resguardado, para comer al aire libre sin preocuparse por las cambiantes condiciones climatológicas propias del lugar donde se ubica la construcción. El acceso a la vivienda se realiza a través de un pequeño porche. Este espacio cuenta con techo y su ubicación hace que esté bastante resguardado. Se hizo así para disfrutarlo los días de calor, pero también los de lluvia, tan frecuentes en el norte de España.

Al estar ubicada tan cerca de la playa, la intención era pasar también los veranos en la casita, y deseaban comer al aire libre sin tener que mirar al cielo. Tan sólo construyeron una planta de 40 m2, el presupuesto no daba para mucho más, pero el mimo, el buen gusto y sus buenas ideas para decorar la casa de verano dieron como fruto un refugio muy acogedor, donde prima la combinación de blanco y madera en muebles, paredes y techos. La construcción de la casita es muy sencilla; eso sí, cuenta con un porche para disfrutar de un espacio al aire libre tanto si hace sol, como si llueve. E l interior sigue esta misma línea, sin complicaciones, y se decoró con lo esencial, y en tonos claros, para multiplicar la luz. El suelo de toda la casa se cubrió con un gres de la firma Porcelanosa que imita el barro. Resistente y fácil de limpiar, es un revestimiento ideal y una de las claves para decorar casas de campo. Contar con suficientes zonas de almacén era muy importante; por eso, en el salón se colocó un aparador muy espacioso.
¡La cocina está integrada en el salón, se distribuyó en forma de U para delimitar visualmente su espacio cuenta con una barra para separarla de la zona de comedor. Los muebles se eligieron en crudo, en un tono lo más parecido posible al de los armarios; el objetivo era integrarlo mejor en este espacio. La inclinación del techo y las vigas de madera sobre la cocina condicionaron su distribución. Y es que, aunque era necesario contar con una zona de almacén, no había espacio suficiente para situar los armarios de pared. Del diseño y la realización se encargó la empresa Armicor, que instaló armarios bajos distribuidos en U, y dos pequeñas vitrinas colgadas.
Como truco deco, en el dormitorio principal se prescindió de cabecero. En su lugar, un espejo rectangular ocupa toda la pared para conseguir crear de este modo una sensación óptica de mayor espacio.

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Salón en color blanco

Los tonos claros dan sensación de amplitud.

Suelo de gres

Para delimitar cada zona y para restar frialdad, se colocaron varias alfombras en color crudo, de El 30 de Campoamor (45 €/m).

Textiles para el sofá en color crudo

En el salón: plaid del sofá, de Zara Home y cojines, de DTC. Mesas auxiliares, de Ikea Alfombra, de El 30 de Campoamor.

Aparador de madera patinada en gris

Se trata del modelo Visdalen, de Ikea. Espejo de madera patinada en gris, de El 30 de Campoamor.

Mesa y sillas para el office en color crudo

Mesa, sillas y galletas, de Ikea. Jarra de latón pintada, de El Chinero. Los cubiertos, los platos, las copas y la fuente, decorada con un pez, proceden de DTC.

Cocina en forma de U

Junto a la entrada se ubicó una columna que alberga el frigorífico y el microondas. Al fondo, la puerta del baño.

Chimenea de hierro

Entre las dos habitaciones se instaló una chimenea de hierro. Así el calor llega por igual al salón y al comedor. Esta pared se decoró con un original espejo hecho con troncos por Cristina Somontano. El leñero es de DTC.

Espejo sobre la cama

Los muebles y telas de esta habitación se eligieron en color crudo. Espejo, de Ikea. Mesita de madera patinada, de DTC. Lámpara de mesa articulada, de El 30 de Campoamor.

Dormitorio infantil

Para el dormitorio del niño se apostó por una decoración más bien juvenil; de esta forma no será necesaria renovarla cuando crezca. La mesilla es un modelo muy sencillo, con dos estantes y laqueada en blanco. Como lamparita se optó por un flexo. La cama se visitó con una colcha a rayas. Mesita y flexo, de Ikea. Colcha, de La Costa del Algodón.

Fachada con porche
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La distribución de la casa es muy básica: una sola planta baja con un agradable porche exterior.

Mesas y sillas de madera para el porche

Se amuebló con una mesa y sillas de madera, de Casa. Menaje, de El 30 de Campoamor.

Plano de la casa
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Aquí se aprecia perfectamente cómo se ha aprovechado el espacio disponible.

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