Marcada por la belleza de su entorno, esta casa de campo se ubica en Ruiseñada, una preciosa zona cántabra cercana a Comillas. Gracias a la amplia extensión de terreno edificable, el arquitecto Javier Suárez de Puga no vio necesario proyectar un edificio de dos alturas; el resultado es una planta que dibuja una especie de Z que permite aprovechar mejor la luz natural. Perfectamente integrada en el paisaje, la vivienda conjuga la estética tradicional con una decoración actual y muy acogedora.
La interiorista y propietaria de la tienda Palmira, de Madrid, Sandra Sánchez de Movellán, que se encargó de su decoración, supo transmitir a todos los ambientes una imagen romántica, confortable y natural para disfrutar del reposo y el relax absoluto.
Los techos de vigas vistas y el pavimento de madera se suceden en todas las estancias y, además de aportar calidez y continuidad visual, se convierten en un importante elemento decorativo que refuerza el carácter campestre de la construcción.
Las piezas del mobiliario, de un sencillo estilo clásico, comparten una misma gama cromática de suaves tonalidades y ceden su protagonismo a las telas, de alegres estampados, y a las paredes, cubiertas con llamativos papeles pintados de inspiración inglesa. Es el caso del recibidor y de la cocina, todo frescura y color, con coquetos y femeninos papeles de diminuto estampado en sus paredes. También en el comedor, un papel rosado es punto focal con un motivo floral más grande que los anteriores. En las habitaciones la pintura de colores crudos viste las paredes, mientras que las telas son las encargadas de animar el ambiente.
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La interiorista Sandra Sánchez de Movellán eligió para las paredes un bonito papel de diminuto estampado. La elegante consola blanca destaca sobre su color rosado, mientras que los complementos, como el candelabro dorado, el cuadro y el ramillete en el jarrón, reflejan el mimo por los pequeños detalles. Consola, de Becara.
Los amplios ventanales permiten contemplar la extensa pradera que rodea esta vivienda cántabra. El techo de vigas de madera es un destacado elemento decorativo en este acogedor espacio, caldeado por una chimenea con cassette encastrado. Su color claro armoniza con las paredes y aligera su peso visual. Sofás, sillón y mesas, de Palmira.
El comedor y el salón se independizaron mediante dos tabiques que no llegan al techo; un amplio vano comunica estos ambientes.
En la cara del tabique que da al salón se colocó una librería realizada a medida, pintada en el mismo tono de las paredes.
Hacia el comedor, este tabique se decoró con un vistoso papel de motivos florales, fiel al estilo british de la casa. Mantel, de Palmira. Sillas decapadas, de Becara. Vajilla, de El Almacén de Loza. Cristalería, de Ikea.
Con el mobiliario en blanco y los tonos madera y barro de la encimera y el pavimento se recreó el estilo de una cocina de campo. Los frentes alistonados y con cuarterones formados con una moldura rehundida armonizan con la carpintería. Un papel pintado que cubre el tramo de la pared hasta el techo introduce la nota de color en este espacio.
Al más puro estilo campestre, se decoró con unas sillas de madera con asiento de enea y una mesa vestida con un alegre mantel de flores. El papel pintado, por su diseño, lleno de color y movimiento, y por la gran superficie que cubre, se convirtió en protagonista. Papel pintado, de Palmira. Vajilla, de El Almacén de Loza.
Fachada de la casa, de hormigón con revoco blanco, y cubierta de teja antigua.
Desprende una gran frescura y ligereza gracias a los tonos crudos y la madera clara. La mesilla de noche y la lámpara, las dos en blanco, entonan con la ventana, la ropa de cama y una silla decapada, situada en primer plano. Sobre el fondo inmaculado de las paredes, se colocaron únicamente unos cuadros con motivos clásicos, que sustituyen al cabecero y armonizan en este ambiente, donde reina el orden y la calma. Ropa de cama, de Textura.
Dos armarios, separados por una cómoda, componen la zona de almacén del dormitorio principal. Con las puertas, divididas en cuarterones, las molduras rehundidas y la tela con estampado Toile de Jouy en color fresa se recrea el estilo de un vestidor clásico. La toile de Jouy se adquirió en Palmira.
En el dormitorio infantil, las camas de Ikea se vistieron con una vistosa colcha de flores, a juego con las cortinas. La tela estampada de las colchas, se adquirieron en Palmira.
Espacios de inspiración inglesa
Se recrea un aire de cottage inglés con papeles pintados y alegres tapicerías. Los ambientes se animan sin llegar a recargar el conjunto. Las vigas vistas y el techo se pintaron de blanco en el salón y la cocina para aligerar su peso visual y potenciar la luminosidad.
- Los dos tabiques que separan salón y comedor permiten ganar una librería en la zona de estar y decorar el comedor con papel pintado.
- En el office, las fotografías de retratos suponen una ruptura con la decoración, que aumenta el interés visual por el espacio.
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