Una casa en Málaga para vivir el placer
La calidez de la madera y de los tejidos naturales, junto a la frescura del blanco caracterizan la decoración de esta casa malagueña, en la que se crearon ambientes inolvidables.

Según palabras de Ed Wood, su propietario “esta casa conjuga el aire andaluz con el estilo tradicional campestre inglés.” La finca La Huerta del Noque, a la que pertenece la vivienda, está ubicada en Arriate, Málaga, y cuenta con una parcela de casi tres hectáreas, una amplia pradera, porche, patio y piscina. A los encantos de la construcción centenaria —aunque renovada tras dos años de reformas que la dotaron de todas las comodidades— se suman la tranquilidad y la belleza del campo, la cercanía de Ronda y el rápido acceso a la costa. En resumen, la casa, que ahora está en venta y también se puede alquilar, conserva su esencia rústica, refinada y actualizada.
Los interiores, que gozan de una increíble luminosidad gracias a sus amplios ventanales, se decoraron con muebles y complementos procedentes de Inglaterra. La variedad de texturas fue la clave para lograr ambientes acogedores. Entre vigas pintadas de blanco y un pavimento rústico, se mezclan tejidos naturales con piezas de madera maciza, patinada e, incluso, recuperada. En este último caso, destacan la mesa de centro del salón y la lámpara de pie del comedor, dos diseños únicos que Sam Ehrlich, afincado en la provincia, realiza a partir de maderas de derribo, combinando con maestría los colores de puertas, ventanas y muebles antiguos. También con acierto se eligieron los detalles que evocan la sencillez de la vida rural: mantas, lámparas, cojines, candeleros…
Es significativo del estilo de la vivienda uno de los dormitorios en el que la cama, situada frente a dos ventanales que ofrecen vistas magníficas, se convierte en protagonista de un ambiente romántico y sofisticado. Un dosel suspendido, en el que se colocó un visillo delicado y ligero, corona un lecho vestido con lencería de piqué y guateada. La armonía en la decoración se acentúa gracias al cabecero de madera patinada, flanqueado por la composición simétrica de dos librerías de obra y una pareja de mesillas de anticuario con lámparas de sobremesa.
En el baño, amplio y luminoso, el lavabo y la bañera son un dueto vintage con mucho encanto. Con complementos retro y revestimientos de mármol se recreó un espacio de otra época, más pausado.
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