Una casa de 65 m² en el sur
Una decoración fresca y veraniega caracteriza cada rincón de esta casa gaditana, diseñada con el propósito de disfrutar al máximo en vacaciones.

Desde el primer verano de casados, hace ya cinco años, Raúl y Pilar, propietarios de esta vivienda gaditana, soñaban con encontrar una casita para veranear; a ser posible, cerca de la playa y, por supuesto, dentro de sus posibilidades. Él, sevillano de nacimiento aunque afincado en Madrid, apostaba lógicamente por su tierra andaluza; así que, cuando surgió la oportunidad de adquirir este adosado en El Puerto de Santa María no lo dudaron un instante. Sus 65 m² divididos en dos plantas, con dos dormitorios, eran más que suficientes para esta joven pareja. A ella, además de la excelente ubicación de la casa —que le permitía acceder caminando a la playa—, le encantaron los dos pequeños porches, uno delantero y otro trasero, muy apetecibles para comidas y cenas veraniegas, y orientados de tal manera que uno de los dos siempre cuenta con una sombra refrescante; condición básica en esta región tan calurosa.
El único inconveniente de la vivienda era quizá su estado, algo descuidado después de 15 años. Para solucionarlo renovaron algunos revestimientos en la cocina y en la primera planta, optando siempre por materiales fáciles de instalar sobre los existentes, para evitar así las engorrosas obras. En cuanto a la decoración, querían conseguir ambientes sosegados, relajantes y frescos por encima de todo, que invitaran a descansar durante sus esperadas vacaciones. Por este motivo, colocaron muy pocos muebles, sólo los imprescindibles, y escasos adornos, dando mayor protagonismo a las paredes. En la planta baja, por ejemplo, se combinaron dos tonos dentro de la gama de los tostados, muy apropiados para los muebles de madera y fibra vegetal que decoran esta zona.
En la planta superior, en cambio, se apostó por un estilo marinero con llamativas paredes pintadas a rayas en azul y blanco. Para reforzar esta idea, y aprovechar la increíble luz característica de esta zona, las ventanas se vistieron con visillos vaporosos y las camas con colchas y butís blancos. En el cuarto de baño, se continuó con la misma filosofía: sencillez y claridad por encima de todo. Bajo estas premisas se revistió con gresite blanco, combinado con sanitarios y encimera del mismo color.