"El día que nuestra cliente la compró y fuimos a verla con ella, estaba todo lleno de muebles, fotos, cuadros y mucha suciedad". Así explican Rocío Esquilas y Carlos Roma, responsables de Roma&Ro estudio, su primer contacto con esta antigua cochera situada en el interior de un edificio del madrileño barrio de Chueca. Al cruzar sus contraventanas de madera y sus puertas acristaladas, ante ellos se presentó un espacio de 40 metros cuadrados con techos de 4 metros de altura y una segunda planta de 10 metros cuadrados con mucho potencial para convertirse en un alojamiento vacacional perfecto para familias que visitasen la capital. "Buscábamos que fuera algo confortable, pensando en que la gente que viene a pasar el fin de semana a la ciudad o sus vacaciones se sienta como en casa".
En la planta superior, partían de un folio en blanco en el que tenía que trazar las nuevas estancias. Aprovechando la altura de los techos, crearon un altillo que añadió 15 metros cuadrados a la vivienda y sirve para alojar uno de los dormitorios. Bajo él, el espacio se ha dividido en una cocina y un baño nuevos y conecta ambas partes una escalera con armarios ocultos. El toque nostálgico lo aporta el suelo de la cochera original, que cubre la zona de salón: "Es el mismo que el de las aceras de la calle. En un principio, pensamos en quitarlo, pero tenía mucho encanto y se limpia bastante bien", explican los interioristas. La planta de abajo se acondicionó, reformando el baño y adaptándola como segundo dormitorio, zona de vestidor y de estudio.
Con la decoración, quisieron crear un lugar acogedor y sereno a la vez que rico en matices y colores. "Tiene una base neutra nórdica en cuanto a materiales, pero con mucho colorido y diferentes estilos decorativos en cuanto a mobiliario y detalles". La iluminación fue un elemento esencial en el proyecto: "El proyecto lo diseñó Felix Santos de LMA iluminación y fue muy importante porque no hay apenas luz natural, solo la que entra por las puertas acristaladas de la cochera", exponen. El resultado es un hogar con carácter en el que cualquiera puede sentirse en casa. Funcional, equipado con lo justo y necesario para pasar unos días de visita por la capital.
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Por estas puertas pasaban antes carros de caballos. Hoy las cruzan visitantes a la capital que alquilan este piso reformado por el estudio Roma & Ro en el barrio de Chueca.
Los interioristas quisieron dejar el suelo original como un guiño a su pasado.
Aprovecharon la altura de los techos para crear un altillo que alojara el dormitorio.
Bajo el altillo se han situado la cocina y el baño nuevos.
El suelo de damero cubre estas dos nuevas estancias para que parezca la misma cuando la puerta está abierta.
Se optó por armarios blancos y minimalistas para aportar luz y resaltar el techo de madera rojo y el suelo de damero.
La nueva escalera que da acceso al dormitorio guarda un secreto...
"Las escaleras se pensaron hacer con almacenaje, ya que no tenía mucho espacio para armarios. Cada escalón tiene una puerta “donde se guardan los productos de limpieza, las sábanas de repuesto, escobero, despensa...", explican los interioristas.
Todo se proyectó para aprovecha al máximo la luz natural que entra por las puertas de entrada.
Un cristal da seguridad a la planta superior a la vez que deja pasar la luz. Las lámparas en forma de globo se rescataron del espacio anterior.
El sofá-cama es el modelo Friheten de Ikea con cojines de El Corte Inglés, Primark home y Maisons du monde. Encima del sofá, blusas enmarcadas de un viaje a Perú que hizo la cliente. La alfombra vinílica es de KP, la mesa de centro de mármol de un rastrillo de Santander y la butaca de mimbre pertenecía a la propietaria.
"Encima de la escalera, como dintel pintado en rojo, la parte superior de un armario que encontramos en la cochera", afirman los diseñadores.
En la pared de la escalera, papel Miami de la colección Geométrico II de Cole&son Miami, en Pepe Peñalver. Los escalones se forraron con un yute de KP.
En la planta baja, suelo porcelánico imitación madera color miel.
"El ladrillo es original de la cochera, pero una parte la pintamos ya que no hay ventanas y podía ser demasiado oscuro", explican.
Se hizo un pequeño cabecero de madera a medida retroiluminado. Los cojines de Primark home.
Cama con canapé para almacenamiento, mesillas de madera con sobre de mármol de un mercadillo de Santander con tiradores de Zara Home y cajones revestidos con papel Miami de Cole&son.
"La columna que separa el dormitorio del vestidor/zona de trabajo es original y la retroiluminamos para potenciarla y hacer un ambiente más íntimo", afirman desde el estudio.
La forja negra colgada de la pared también es de un mercadillo de Santander.
La foto que preside la zona de estudio se encontró entre los trastos del almacén anterior.
Cómoda de Ikea con tiradores dorados de Zara Home.
LAs alfombras pertenecían a la propietaria y quiso que se integraran en el nuevo diseño.
El escritorio es de Ikea y se personalizó pintándolo de dorado.
La butaca era de la propietaria y ella misma la retapizó. El burro es de Ikea. La puerta de la derecha da acceso al baño.
Aprovechando que este baño cuenta con iluminación natural, se revistió con un azulejo de metro negro.
El espejo, con aplique de lágrimas de cristal, es de un mercadillo de Santander.
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