
Un apartamento en la ciudad para vivir la 'Slow deco'
El afán por conseguir espacios abiertos, cómodos y luminosos centró la reforma de este piso madrileño, decorado con un look nórdico acogedor y natural.
Irene, la propietaria de este apartamento ubicado en el centro de Madrid, se puso en manos del estudio de arquitectura de interiores Emme Studio para que reformara por completo su vivienda y le diera un aire nuevo a la decoración. Entre sus prioridades estaba reorganizar el espacio para conseguir una distribución más funcional y crear interiores con carácter y personalidad, que estuviesen en sintonía con la dueña. Siguiendo la tendencia del slow design, las arquitectas lo primero que hicieron fue estudiar los gustos y necesidades de la propietaria para desarrollar un proyecto que se ajustara perfectamente a lo que ella quería. Tras varias reuniones, se defineron soluciones sencillas que optimizarían no solo los metros, sino también los recursos. El objetivo era conseguir una casa cómoda, con amplios ambientes abiertos y rincones individuales; crear espacios para disfrutar con los amigos, pero también donde relajarse.
Tras la reforma, la vivienda cuenta con una gran zona social, con salón, comedor y cocina integrados, y dos dormitorios; uno de ellos, el principal, disfruta ahora de luz natural. Las obras también se aprovecharon para transformar un tercer dormitorio en vestidor y ampliar el baño.
El paso siguiente era elegir el estilo decorativo que predominaría en toda la casa. La dueña es una enamorada del diseño danés y Emme Studio consiguió plasmar su pasión en todos y cada uno de los rincones. Pero además de la estética, el estudio de diseño se propuso lograr espacios cómodos y prácticos, sencillos y coquetos. El primer paso fue establecer el fondo perfecto para un estilo nórdico confortable. El suelo de madera, que aporta continuidad y amplitud visual, se combinó con paredes blancas en toda la casa, excepto en el comedor y en el dormitorio principal, donde se recurrió a diferentes papeles pintados para delimitar y realzar la decoración.
En cuanto al mobiliario, se eligieron muebles de madera en tonos suaves; diseños de líneas rectas y otros en delicadas líneas curvas que aportan un atractivo dinamismo. Siguiendo el lema menos es más, que defiende el Slow Desing, se colocaron solo aquellos muebles realmente necesarios para evitar crear estancias recargadas, y se apostó por una paleta de color en tonos fríos con sutiles pinceladas de color que aportan frescura y vitalidad.

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