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Un espejismo, un espejo en el desierto, un rascacielos en horizontal... Puedes definirlo como quieras, pero la Casa Invisible es una estructura única, que rápidamente se hizo famosa y ahora se ha puesto a la venta, por 16.790.000 €. Solo tienes que ver el vídeo, al final del artículo, para entender porqué este espacio se ha convertido en el set de producciones de fotografía, programas de televisión, videoclips, incluso crónicas de viajes de famosos.
"Una obra de arte", así la describe Aaron Kirman, agente inmobiliario de AKGRE, que se encargó de la negociación junto con Matt Adamo, "de hecho, es más arte que casa". El mérito de esta magia arquitectónica corresponde a Chris Hanley, un productor de cine que, movido por su sensibilidad cinematográfica, tenía en mente precisamente una casa que fuera una pantalla, un lienzo en blanco en el que proyectar la belleza salvaje del desierto californiano; en concreto, enclavado en el prístino y agreste paisaje del Parque Nacional Joshua Tree.
Esta visión fue llevada a la práctica por el arquitecto Tomas Osinski, colaborador de Frank Gehry, que tras nueve años de intenso trabajo dio forma a la Casa Invisible, tal y como la conocemos: una estructura en voladizo, un paralelepípedo tendido sobre el suelo, sostenido por pilares cilíndricos de cemento. Lo que la hace icónica es el revestimiento de vidrio espejado, en todo similar al de los rascacielos, que crea la ilusión óptica por la que la casa es famosa: hacerla desaparecer por completo en el paisaje.
Pero, ¿qué se esconde bajo esta piel de cristal reflectante? La Casa Invisible tiene un minimalismo enrarecido que responde a la necesidad de dejar hablar a la naturaleza sin interferencias. Los interiores se componen de espacios abiertos y fluidos en los que los materiales dominantes son el cristal y el hormigón. Los muros transparentes que los delimitan no trazan una frontera, sino una conexión con el exterior, como si las rocas y los cactus formaran parte del mobiliario.
Luego está la inesperada iluminación, con LED de colores que confieren a la Casa Invisible
un aire onírico por la noche. Cuatro dormitorios y tres cuartos de baño componen este espacio, que ocupa 511 m2, e incluye una cocina.
La espectacularidad de la piscina cubierta, con 30 metros de largo, ofrece la ensoñación de que uno se baña con el cielo por testigo y abrazado por el desierto. Si te has quedado con ganas de descubrir cada rinco, echa un vistazo al home tour completo:
Vía: ELLE Decor IT