Antes de la reforma llevada a cabo por el equipo de Chroma Studio, este apartamento de 50 m2 en Milán era soso y aburrido. Su singular estructura, formada por un estrecho pasillo, fue el foco del nuevo diseño. El objetivo era realzar las áreas y multiplicar los espacios a través de ilusiones ópticas basadas en colores concretos, espejos y papeles pintados. Todo ello aderezado por la luz natural que entra mediante los grandes ventanales. La propietaria, una chica joven, buscaba un hogar práctico a la par que acogedor.
Tras estudiar su personalidad, hábitos y gustos (incluyendo sus colores favoritos), los interioristas optaron por una paleta suave y armoniosa que va de los verdes a los teja, pasando por los azules claros.
Los colores seleccionados para este proyecto dieron forma a las estancias y ampliaron el espacio, demostrando que incluso los apartamentos más pequeños pueden revalorizarse y convertirse en hogares acogedores y confortables.
El color verde que da vida al salón favorece la relajación. Combinado con el blanco, aligera los ambientes aportando equilibrio y serenidad.
La cocina es el corazón de la vivienda. Su diseño dentro de una especie de cubo en color teja, fomenta la sociabilidad y concibe un espacio multifuncional. También en esta zona destaca el papel pintado Elisir de Wall&decò, con dibujos de palmeras. ¿Creías que era una cortina de verdad? Pues no, pero lo parece, y ahí está la clave. Al asemejarse a una cortina, nos hace pensar que hay un ambiente oculto tras ella, un truco que también aumenta visualmente el espacio.
Los paneles de yeso formados por listones redondeados dan lugar a un juego tridimensional de luces y sombras tono sobre tono. El mismo juego que se empleó en el baño, con listones de madera separados.
El dormitorio cuenta con un vestidor integrado en la misma habitación, junto a la cama.
Como ves, los listones de madera se usaron para separar la zona del lavabo del sanitario.
Así estaba antes de la reforma
Proyecto e información: Cortesía de Chroma Studio.