¿Es posible trasladar a una vivienda de ciudad el sosiego que transmite una casa de campo? Sí, tal y como refleja este piso situado en el centro de Barcelona. Ya había experimentado una reforma anterior, pero ahora su excesiva compartimentación necesitaba un cambio de distribución.
Los propietarios, una pareja con dos niños pequeños, se pusieron en manos del Estudio A&B Curated, con Lisa Richardson y Niki Robinson al frente. Entre todos decidieron integrar salón, comedor y cocina, y comunicarlos con un moderno cerramiento acristalado. Así se ganaba en espacio, pero también en luz. El color blanco de las paredes y los tonos neutros empleados tanto en materiales naturales —ladrillo, madera— como en mobiliario y complementos, transformaron las zonas comunes de la casa en un espacio donde se respira la misma paz del campo.
No te pierdas las imágenes a continuación del gran espacio, luminoso, funcional y moderno, en que se convirtió el salón con comedor y cocina. Tan solo el acristalamiento de la cocina con perfilería negra divide los espacios.
El techo de bovedilla catalana conservado en el salón y el comedor añade autenticidad al espacio.
Las formas sinuosas dominan en el comedor, equipado con una mesa ovalada de cantos suavizados —como los del aparador—, las sillas de líneas curvas en cuero, la lámpara de techo de diseño elíptico y el espejo. Plantas y flores decoran los muebles y ponen la nota green.
Junto al salón se ubicó el comedor, que se comunica visualmente con la cocina a través de un cerramiento acristalado con perfilería negra. Gracias a él, la luz circula libremente por las tres estancias.
La cocina cuenta con una isla central que acoge la zona de cocción.
El amplio salón, abierto al comedor, está equipado con una mesa de centro con cantos redondeados y un sofá rinconero con chaise longue donde la familia juega, descansa, conversa y duerme. Piezas artesanales, objetos tribales y obras de arte embellecen la pared.
Sabia mezcla de elementos antiguos y modernos
- Se recuperó y conservó el magnífico techo de bovedilla, característico de la arquitectura tradicional catalana. Esta técnica constructiva, desarrollada en el siglo XV y popularizada a partir del XVIII también en Valencia, permitía reducir los muros de carga en los edificios y aportar mayor resistencia y durabilidad.
- La bóveda catalana, con la belleza de sus pequeñas irregularidades, revaloriza el espacio. Sin embargo, encontramos su contrapunto en el moderno cerramiento. Como un guiño entre pasado y presente, la separación entre las bovedillas se destaca con perfiles negros, a juego con los que tiene la estructura acristalada.
- Otros detalles actuales son la tarima de madera que recorre la casa —salvo en la cocina—, el mobiliario y las obras de arte contemporáneas. Estas, a su vez, armonizan con pinceladas decorativas de factura artesanal que retrotraen a otras épocas. ¿Has notado la sensación zen que dan las lámparas suspendidas?
Realización: Patricia Ketelsen.