Se llama HANNAH, está en Mérida (Yucatán, México), y es la casa donde querrías pasar el resto de tus días. El proyecto de arquitectura e interiorismo maximizó la sensación espacial al jugar con dobles alturas e integrar el exterior con el interior. El terreno, de tan sólo 105 metros cuadrados, acomoda una vivienda tipo estudio diseñada para convertirse en una residencia vacacional para sus propietarios.
Al tratarse de un espacio reducido, la meta principal del proyecto consistió en crear sensaciones espaciales de amplitud y confort.
A la casa se accede desde la cocina, que cuenta con una isla y se integra en un pequeño comedor para dos personas. Este espacio a doble altura invita a los usuarios por medio de un gran ventanal a disfrutar de las vistas de los jardines, donde una pequeña piscina de chukum envuelve la terraza, creando una atmósfera ideal para el disfrute del cálido clima yucateco.
Al fondo del terreno, se encuentra el área de servicios que se esconde detrás de una antigua puerta colonial y una fachada de piedra, que actúa a su vez como remate visual a la zona de la terraza.
En el entresuelo, sobre la cocina, se encuentra la única habitación de la vivienda, que cuenta con un baño completo conectado a un pequeño jardín, donde las celosías de la fachada permiten que los vientos dominantes del norte recorran la casa en tu totalidad. ¡No pierdas detalle!
Desde la habitación, aprovechando la doble altura del ventanal del comedor, se tiene una vista privilegiada de las copas de los árboles frutales de los patios de las casas colindantes, que son representativos de la colonia García Ginerés.
Proyecto e información: Workshop Diseño y Construcción.