La idea de convertir una pequeña iglesia en vivienda es un proyecto del diseñador Tas Careaga, que contó con el estudio bilbaíno Garmendia Cordero Arquitectos para rehabilitar la ermita de la localidad de Sopuerta, a media hora de Bilbao.
El templo se construyó a mediados del siglo XVI y el proyecto de rehabilitación ha sido muy ambicioso. La intervención, desacralizado, tenía que acometer una estructura en malas condiciones y la cubierta, que se había desplomado hacia el interior.
Tas Careaga tenía claro que su nueva vivienda debía adecuarse a su estilo de vida. Este diseñador multimedia es un nómada digital, que adora la fotografía, practicar skate y pasar la vida junto a su perro, Tola.
No parecía fácil unir dos mundos tan equidistantes como un urbanita tech con la espiritualidad de una ermita.
El interiorismo es marca de la casa. La vibrante creatividad de Tas Careaga ha dado a luz esta decoración ecléctica, muy centrada en los estilos vintage e industrial, aunque reconoce que “en el proceso me ayudó, sobre todo, Carlos Garmendia”.
La sostenibilidad está íntimamente relacionada con la proximidad de los proveedores y productores. También es una forma de abaratar costes: “los trabajadores y materiales son locales; algunas veces, es un poco más complicado, pero la huella ecológica es infinitamente inferior”.
Esta apuesta ecológica tan personal del propietario se ha llevado a cabo en distintas partes de la vivienda. Por ejemplo, “hice las escaleras las hice con la ayuda de un albañil y diseñé los bancos y la mesa con el material estructural sobrante, aunque tuve que hace mil modificaciones pero al final quedaron bonitas”.
La decoración destila armonía, aunque en diferentes estilos. Se pueden ver antigüedades o piezas de estilo Fifties. Para Tas Careaga, no hay una obra más valiosa que otra y ni siquiera las ha tasado porque “no creo que ninguna pieza tenga un valor económico muy alto, pero son cosas que han estado siempre en mi familia o regalos de gente muy especial”.
En cualquier caso, a nuestros ojos llama la atención la profusión de cuadros con temática religiosa, que eran de su abuela porque era muy devota. Y Careaga destaca algunas obras como “una escultura de un santo del siglo XVII, un yugo del XVI y muebles de mediados del XIX”.
El ambiente vintage es obvio, sobre todo en la zona del comedor. Para el diseñador: “si tuviera que salvar dos piezas de la casa, serían las que pertenecieron a mi tatarabuela: una mesa, de Roche Bobois, que llevaba en casa de mi tía casi 40 años, y una vidriera”.
Tas Careaga considera que el verdadero valor es la mezcla especial de los distintos diseños.
Cuando uno observa las dimensiones de la iglesia no puede evitar pensar en cómo se climatiza esta pequeña ermita. Tas Careaga lo tenía claro: “la calefacción está sobredimensionada, hice yo mismo el cálculo. Para no meter la pata, y teniendo en cuenta que quería dejar la piedra vista, aumenté un 75% la potencia en radiadores y casi dupliqué la de la caldera”.
Parece que las cuentas son correctas, porque “este ha sido el primer invierno que he pasado aquí y, la verdad ,es que no he tenido ningún problema, he pasado cero frío y sin mucho gasto”. El equipamiento es simple: 15 radiadores y una caldera de pellets para obtener un consumo sostenible.
También tiene en los muros de piedras tablas de skate, porque adora esta disciplina y la sigue practicando, incluso en el exterior de la vivienda con una pequeña pista half pipe, donde practica sus giros.
Tal es su pasión que colecciona algunas tablas. “Llevo patinando toda mi vida, así que tengo modelos originales de los 80, pero no soy un coleccionista. Destacaría dos muy originales, que tienen motivos religiosos y las tenía antes de comprar la iglesia”.
La música es otra de las pasiones de Tas Careaga. Aunque no se considera coleccionista, su discoteca alberga cerca de un millar de vinilos, pero “ahora la mayoría de música que escucho es digital”. Sin embargo, no puede evitar las piezas de diseño en cualquier rincón.
La personalidad del interiorismo se demuestra en piezas importantes, pero también en otros espacios, como el baño.
La vivienda es también la sede de su estudio TasLab; pero, ¿cómo es teletrabajar desde una iglesia? El diseñador aclara que “no es algo que piense. Cuando trabajo estoy trabajando, pero es cierto que trabajar en sitio bonitos o especiales inspira mucho”.
Sin embargo, valora muy positivamente el entorno, porque “es una maravilla poder salir al monte un par de veces al día o simplemente al jardín, da mucha energía”.
Tas Careaga no echa de menos las comodidades de un piso. De hecho, antes de ocupar esta iglesia vivía en una gran nave industrial. Confiesa que “muchas veces echo de menos estar en el centro de la ciudad y venir al campo está siendo un experimento. Aunque de momento, estoy muy feliz, pero no descarto volver a la vida urbana”.
Más información: Estudio Tas Careaga.