Sus propietarios compraron este caserío de los años 40, situada en la zona de El Sardinero, en Santander, y Alejandro Gutiérrez y Luana García, del estudio Aedificare, se encargaron de interpretar sus sueños. “Cuando trabajábamos con ellos en los materiales y acabados de la vivienda, solían repetirnos que querían una villa marinera, pero que a la vez fuera sofisticada, atemporal y acogedora. El trabajo ha dado sus frutos y ahora aquí huele a mar, ¡a mar de verdad!”, recuerda Luana García, la interiorista.

El interior se derribó por completo, mientras que en la rehabilitación del exterior hubo que restaurar y conservar elementos originales, ya que se trata de un bien protegido. “Eso no fue para nada un inconveniente. Nos fascina conservar el encanto de las viviendas con historia, devolverles su antiguo esplendor. Para nosotros es un lujo poder trabajar en este tipo de proyectos”, explica. El exterior es uno de los principales atractivos de esta construcción que, en realidad, se corresponde con los tradicionales caseríos vascos y no con las casonas de Cantabria. “En la zona hay un par de casas más de este estilo. Suponemos que son coetáneas y del mismo constructor, pero son únicas en Santander. En este caso, cada altura tiene un dueño, por lo que nuestra intervención se centró solo en la parte de nuestros clientes: la primera planta y el jardín”, cuenta Luana.

La distribución es totalmente nueva. “Al tirar tabiques, las posibilidades que teníamos en mente se multiplicaron”, asegura Luana. El equipo de Aedificare consiguió ganar metros útiles, aprovechar la luz natural y conectar los ambientes. La orientación sur se reservó para ubicar la zona de día —con el comedor en una estancia independiente— y el salón y la cocina, delimitados por un cerramiento acristalado. “La habitación donde ahora se encuentra el comedor es un espacio polivalente que, en un momento dado, podría usarse como dormitorio”, explica la interiorista. Por supuesto, la reforma se aprovechó para renovar toda la carpintería, las instalaciones de electricidad y fontanería, y el suelo de toda la casa, que se cubrió con tarima flotante. “Cuando llegamos, era un muestrario de materiales y acabados. En unas zonas había parqué, en otras azulejos, losetas vinílicas, moqueta…”, ríe la interiorista. En cuanto a la decoración, el resultado es un proyecto contemporáneo y funcional, con piezas modernas y muebles clásicos recuperados de la anterior vivienda de los propietarios y donde, tal y como ellos querían, se respira un sutil aire marinero.

David Montero

Esta casa, aunque está en Santander, es una construcción típica del País Vasco. La espléndida fachada es un elemento protegido, por lo que en su rehabilitación se respetaron las señas de identidad, como los colores verde y azul y las contraventanas de madera. El estudio de interiorismo Aedificare fue el responsable de la reforma y decoración de la vivienda. Allí nos comentan: “es amplia, luminosa, tiene un jardín estupendo y está en un sitio ideal. ¿Quién no querría vivir en una casa como ésta?”

Si vas a rehabilitar una casa con solera, respeta su fachada. Utiliza materiales originales de la zona, incluso colores del entorno, para que no pierda ni un ápice de su encanto natural y lograr un resultado perfectamente integrado.
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Lámparas de techo, de MisterWils. Flores y plantas, de Floristería Lucrecia Santander y Leroy Merlin. En el comedor: mesa, de Sømcasa; sillas, de Maisons du Monde; los jarrones proceden de Zara Home.
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Al derribar tabiques, aparecieron vigas y pilares maestros que marcan la circulación en la zona de día. “Son elementos estructurales que no se pueden eliminar como quien tira una pared”, nos cuenta Luana García, del estudio. A través de una puerta corredera, se accede al comedor.

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¿Tienes muebles de maderas diferentes y estilos distintos? Tranquilo: no todo tiene por qué combinar. Es más, mezclar bien enriquece, solo tienes que unificar con el color de telas y tapicerías para lograr un conjunto equilibrado.

Como la orientación sur es la que recibe una iluminación natural constante a lo largo del año, la reforma se aprovechó para ubicar la zona de día en esa parte de la casa.

Banco y cojines, de la firma KA International. Mesa, de El Corte Inglés. Plaid y caja de piel, de Zara Home. Flores y plantas, de Floristería Lucrecia Santander. Las plantas junto a la ventana y sus cestas de fibra son de Leroy Merlin. Radiador negro modelo Tesi, de Irsap.
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“Ahora el salón disfruta de las vistas y tiene acceso al balcón”, nos cuenta la interiorista del estudio Aedificare que se hizo cargo de todo el proyecto.
Estufa de hierro fundido Craftsbury, de Hergom. En la encimera, menaje, de Doméstica Santander.
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Tras la reforma, salón y cocina comparten el mismo espacio, pero están bien delimitados. “Diseñamos un cerramiento con un vano que sirve de barra de desayunos, con una encimera de mármol de Macael y tres taburetes”, nos explican.

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El cerramiento de la cocina, además del frente superior, tiene dos puertas acristaladas para que, una vez abiertas de par en par, la estancia se ventile y los rayos del sol inunden el interior.

Muebles, de Sial Cocinas con diseño de Aedificare. Azulejos, de HRG-Heralgi en Lostal. Lámparas, de El Corte Inglés. Taburetes, de Mundo del Taburete. Flores y centro, de Floristería Lucrecia Santander. Menaje, de Doméstica Santander.
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La cocina estaba en el lado opuesto de la casa. “Para llevarla a su nueva ubicación, hubo que mover bajantes, pero no fue un problema, porque la casa está muy bien construida”, nos cuenta Luana. El equipo de Aedificare diseñó una estancia completamente nueva, con un frente de armarios en nogal y color crema, y una isla central.

El cerramiento acristalado conecta la cocina con el salón. Se proyectó con perfilería de madera lacada y dos accesos.
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Mesa de comedor, de Sømcasa. Sillas, de Maisons du Monde.
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Combinar colores: Un truco que no falla es crear una base neutra y animarla con pinceladas de distintas tonalidades en la misma gama de color.
Plantas, de Leroy Merlin.
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La pintura obra milagros. La mesa y las sillas de esta terraza se pintaron a juego con la carpintería de la fachada para que nada desentone.

En el dormitorio principal, un cabecero de obra independiza la zona de vestidor.

Textiles, plaids y almohadones, de Pepe Peñalver. Plantas colgantes, de Floristería Lucrecia Santader. En la siguiente página, el perchero y la alfombra son de El Corte Inglés.
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“No hay mucho espacio, y los propietarios no querían puertas, así que cerramos los armarios con estores de fibra. Una solución sencilla y muy funcional”, explica Luana.

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La galería de las cortinas, también realizada a medida, se revistió con la misma tarima del suelo.

Baños con mucho encanto...

Lavabo Titanic 2nd Class, de Bathco. Grifería Carlos Primero, de la firma Nobili. Apliques, de MisterWils. Espejo, de El Corte Inglés. Toallas y accesorios, de Zara Home. Planta, de Floristería Lucrecia Santander.
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“Buscábamos un mueble que se saliera de lo normal, y esta consola de madera resultó perfecta. Encargamos la encimera de mármol a medida y la completamos con un lavabo clásico, en blanco y con filo de oro”, asegura la interiorista.

El segundo baño se alicató en turquesa oscuro para contrastar con el resto de la pared.

Azulejos en forma de escama, de Complementto. Lavabo, de Bathco. Grifo, de Nobili. Toallas y accesorios, de Zara Home.
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Plano de la vivienda y claves de la reforma

Hearst Infografía

Los cerramientos acristalados son una solución eficaz, además de muy decorativa, para separar la cocina y el salón sin perder luminosidad ni amplitud visual. Lo ideal es que este elemento divisorio tenga una o dos puertas abatibles o correderas —según las dimensiones de la pared— para comunicar o independizar los espacios en función de las necesidades de cada momento. Así, además, con las puertas cerradas, los humos y olores de la cocina no llegarán al salón.

Las paredes pueden ser de cristal totalmente transparente, opaco o al ácido, con perfiles metálicos de color negro o de madera lacada. Otra opción son los tabiques que combinan una parte ciega, la zona inferior, con otra arriba acristalada.

Realización: Cristina Rodríguez.