¿Estás pensando en independizarte o, simplemente, buscando un pequeño apartamento para vivir en el centro de Madrid? El estudio que hoy te mostramos está ubicado en un edificio de 1955 en la mismísima calle Ponzano, tiene 58 m² e incluye un patio con zona de asientos y comedor exterior. Vamos, ¡que más en la gloria no podrás estar! Una vez con la miel en los labios, veamos qué reformas se llevaron a cabo para convertirse en la coqueta vivienda que es actualmente.
Originalmente, el inmueble se distribuía en cocina, baño y un espacio que compartían el salón-comedor y el dormitorio. Además, contaba con dos armarios empotrados y el ya mencionado patio de 12 m². El propietario necesitaba actualizar la vivienda para su salida al mercado del alquiler. Así pues, se respetó su estructura, con cocina cerrada, baño y zona principal, compartida por salón-comedor y dormitorio.
El proyecto se centró en la modernización de todos los elementos y en la redistribución de la zona de descanso para habilitar más espacio a la zona de estar.
El acceso a la vivienda se hace por un pasillo que conecta, por su lado derecho, con la cocina y el baño. En este lado, también nos encontramos con un armario empotrado que suma almacenaje al armario empotrado del dormitorio.
Para unificar el espacio y ampliarlo, las puertas de madera se sustituyeron por unas lacadas en blanco como la pintura de la pared, consiguiendo mayor luminosidad en esta parte de la vivienda.
La actual distribución de la cama no permitía diferenciar ambientes al no quedar suficientes metros para un salón bien acomodado.
Se optó por tirar el actual murete que separaba el dormitorio de la entrada a la vivienda y realizar uno más ancho sobre el que se apoyaría el cabecero de la cama, quedando esta enfrentada al armario empotrado y ganando más de 30 centímetros para el espacio de la zona de estar.
Para conferir intimidad al ambiente, se diseñó sobre el murete del cabecero de la cama una secuencia de listones en madera de abeto termotratado, al que se le aplicó un encerado con Rubio Monocoat en el tono roble del suelo. Estos listones continúan de suelo a techo a lo largo del espacio formando una L para separar la zona de descanso de la zona de estar sin quitar luz a la estancia.
En medio de esta estructura se realizó un hueco para situar una televisión con pie giratorio que permitiese girarla 360º y así pudiera ser vista tanto desde la cama como desde el sofá, convirtiéndose en el mayor atractivo de la vivienda.
La disposición del salón quedó marcada por la pared de listones. Así pues, se situó bajo la ventana la zona de estar y al lado de la puerta de salida al patio, propiedad de la vivienda, la zona de comedor.
La zona de día, pese a ser interior, recibe mucha luz. Para potenciar la misma se concibió como un espacio muy limpio visualmente a la vez que funcional. Pocos elementos, ligeros y redondeados para favorecer el tránsito.
Siguiendo con el estilo del cabecero, se buscó un sofá cómodo pero no voluminoso que resultase armónico con este en forma y color, creando un diálogo entre ambos espacios. Se complementó con un conjunto de dos mesitas auxiliares redondas en cristal con patas en madera de roble. La pieza ligera y funcional que necesita el espacio para que este fluya. Además, se situó una mesa de apoyo al lado del sofá, a juego con la estantería que se sitúa en el paso entre la zona de descanso y la zona de estar. Sobre la mesa, unas ramas de Mitsumata, cuyas flores siguen creciendo en agua, aportan el toque natural.
El comedor es un espacio muy ordenado y simétrico. Al estar situado cerca de la puerta de salida al patio recibe mucha luz, por eso se buscó una mesa rectangular con tapa lacada en blanco, sobre la que pudiera proyectarse dicha luz y multiplicarse por el espacio. Dos sillas a juego y un par de lámparas gemelas, completan una estampa minimalista y funcional.
La cocina necesitaba simplificación y mayor luminosidad, elementos que solo se podían conseguir con los acabados, dadas las reducidas dimensiones del espacio.
Para los muebles se eligió un acabado en blanco laca brillo sin tiradores, excepto en los cajones, consiguiendo eliminar elementos visuales que recargasen el espacio.
El baño era un espacio claustrofóbico y muy poco funcional, con una encimera recortada para dejar hueco a la apertura de la puerta, y el wc enfrente de la misma. Era necesario redistribuir de los elementos.
Para dar sensación de amplitud, ya que los metros eran escasos, se usaron, tanto en suelo como en paredes, las mismas baldosas porcelánicas. El lavabo exento se situó enfrente de la puerta, con encimera volada hecha a medida en madera de roble. A la izquierda, detrás de la puerta, estaría la ducha y al fondo el wc.
La vivienda cuenta con un patio de 12 metros cuadrados al que se accede por unas escaleras. Este espacio, gran añadido a los metros de la vivienda, se diseñó para convertirse en el centro de reunión cuando llegasen visitas, por lo que se crearon dos zonas: comedor y chill out.
Se reforzó la intimidad colocando un cercado de mimbre que impide la comunicación visual con el patio aledaño y se cubrió el solado con césped artificial, aportando al espacio un plus de confortabilidad.
Proyecto e información: Cortesía de Proyectos Pilar.