El piso que estás a punto de conocer tiene una peculiaridad que acarreó ciertas dificultades a la hora de plantear la reforma integral y el proyecto de interiorismo. Se trata de una vivienda de 65 m2 ubicada en Arturo Soria, Madrid, en la última planta de un edificio que hace esquina con la calle López de Hoyos. ¿El ''problema''? Su estructura redondeada. Aunque quien dice problema, dice virtud, ya que esta característica le da un aire muy retro y diferente al hogar. Además, el piso disfruta de unas maravillosas vistas a toda la arboleda de Arturo Soria y, por supuesto, de muchísima luz natural.
La propietaria estaba buscando un apartamento en Madrid que cubriera las siguientes necesidades: salón y cocina amplios, baño completo, dormitorio grande y vestidor. Además, era fundamental que tuviera luz. La primera visita la realizó con la interiorista María Díaz Leguina, y aunque el piso en ese momento estaba muy compartimentado y desactualizado con un largo pasillo que conectaba las estancias, se veía que tenía mucho potencial gracias a la luz y a los techos altos. La vivienda requería de una reforma integral, así que se tiraron todos los tabiques, solados, carpintería e instalaciones. El espacio quedó completamente diáfano, con una única columna redonda y las vigas que le daban un aspecto singular, aparte de la forma curvada del salón. En la reforma también se añadió uno de los balcones para generar más espacio y luz en la habitación, así como en el baño.
La cocina se diseñó completamente abierta al salón. La propietaria escogió un modelo de IKEA en negro lacado y madera, y una tarima flotante de madera de Parador. La viga del techo principal se quedó en color hormigón.
Aunque la columna redonda dio algún que otro dolor de cabeza, finalmente permitió crear un pequeño hueco donde ahora encontramos una librería y un botellero. En la otra parte se incluyó la nevera y una mini despensa complementaria para la zona del comedor.
En el comedor se ideó un banco que no ocupara mucho espacio, con telas de saco a rayas azules.
En el dormitorio, el color verde agua preside el cabecero y lo convierte en el gran protagonista. Además, se construyó un gran armario con espejo y una pequeña sillita pintada por la propietaria y con una divertida tela de La Tapicera.
El baño es un espacio muy acogedor y original, combinando azul Francia y azulejo blanco desigual en paredes, y suelo cerámico de Vives.
ANTES DE LA REFORMA
Proyecto e información: Cortesía de María Díaz Leguina.