Ubicado en el West Village de Manhattan, este lujoso piso de tres dormitorios se proyectó para sacarle el máximo partido a la luz natural, con ventanales de suelo a techo que ofrecen unas vistas fabulosas al río Hudson y a la ciudad. La vivienda se convierte así en una especie de santuario que otorga a sus propietarios la perfecta dosis de equilibrio entre calma y energía urbanita.
El estudio de interiorismo de Becky Shea, se centró en concebir ambientes neutrales con una estética atemporal que pudiera ser disfrutada durante décadas. Los espacios abiertos que dan forma a las zonas comunes, se separaron a su vez mediante el acertado uso de texturas y materiales, generando un look donde imperan la armonía y la elegancia. ¿Nos mudamos a New York?
La decoración, elegante y atemporal, apostó por una mezcla entre el casual californiano con un toque de sofisticación y el eterno encanto del estilo neoyorquino. Las tonalidades neutras fluyen a través de las texturas en textiles y en materiales como la madera, la piel y el acero, acompañadas por las plantas.
En la cocina, la madera de nogal protagoniza los armarios de líneas limpias sin tiradores, contrastando con el mármol en encimeras y salpicadero.
Otro de los tesoros de esta exclusiva vivienda es la amplia terraza con vistas al río Hudson, que incluye mobiliario de exterior en tonos grises y suficiente vegetación para generar una agradable sensación de paz y retiro.
Para agregar personalidad a las estancias, cada uno de los dormitorios se decoró siguiendo una gama cromática diferente. Beige, azul intenso...
En el baño principal, el mármol vuelve a ser el protagonista como revestimiento en suelo, arrimaderos y encimera. Destacan las vistas al jardín, que puede contemplarse desde el confort de la bañera. Parece un buen plan, ¿verdad?
Proyecto: Cortesía de Becky Shea Design. Fotografías: Sean Litchfield.