Antes de la reforma, esta vivienda de Zaragoza en la que no se había realizado ninguna mejora desde su construcción en 1960, era muy oscura. Estaba distribuida en habitaciones pequeñas con techos bajos. Además, las pintorescas vistas al casco histórico y a la Basílica del Pilar pasaban desapercibidas.
El propósito del proyecto era crear un espacio diáfano y luminoso que se focalizara en las increíbles vistas desde la planta novena del edificio. La reforma y el interiorismo fueron realizados por Sandra Pamplona, una arquitecta española-australiana que nos explica los puntos clave a continuación.
“El reto de esta reforma, realizada para mi familia, fue el presupuesto tan limitado con el que contábamos. Cuidadosamente, diseñamos y simplificamos cada rincón de la vivienda para reducir en un 35% el coste de la reforma sin prácticamente afectar el resultado final.”
Tras la reforma, el recibidor comparte espacio con el salón-comedor en un entorno fresco y moderno, aderezado por las plantas exóticas.
Como podemos apreciar, las puertas y los armarios quedan perfectamente integrados en esta pared de madera de eucalipto. Y es que la apuesta por la madera y la vegetación son parte del carácter australiano del nuevo diseño.
Además de crear un espacio abierto que une el recibidor con el salón y el comedor, las paredes se pintaron de blanco para potenciar la luminosidad, con una decoración muy relajada donde no faltan las fibras naturales.
Este rincón es, probablemente, el más especial de toda la vivienda. Se trata de un espacio que une dos mundos muy diferentes: por un lado, las vistas al casco histórico, y por otro lado, el estilo australiano y relajado de la decoración.
La cocina goza de un diseño moderno con armarios sin tiradores de acabado mate en negro, contrastando con el mármol del frente y la grifería de cobre.
El baño dijo adiós a la vieja bañera y dio paso a una ducha de obra que aprovecha muchísimo mejor el espacio. Las paredes, revestidas con mármol, crean un ambiente chic que se complementa con los apliques y la grifería dorada. También se optó por una encimera flotante para colocar la pila del lavamanos.
El dormitorio principal se decoró con la pared a dos colores, blanco y azul, y se añadieron motivos florales en los textiles con tonos terrosos a juego con los cojines.
Junto a la ventana, se dispuso un rincón de lectura con dos sillas de piel estilo butterfly y una coqueta mesa auxiliar de bambú con sobre de cristal.
Al fondo, una barra dorada actúa como vestidor abierto aprovechando el ancho de las paredes.
El dormitorio de invitados se decoró en blanco con acentos verdes y exóticos que nos recuerdan a Australia.
Proyecto e información: Cortesía de Sandra Pamplona @spa_sandrapam
Estudio: spa_architecture.