Home Worker: dícese de una supermamá que trabaja desde casa mientras atiende a su hija de 8 años y (además) saca tiempo para descansar.
Bueno, puede que nos hayamos inventado un poco la definición, pero así es la protagonista de este bonito piso de 40 metros cuadrados en el barrio madrileño de Chamberí. Su profesión como diseñadora de ropa para niños, le permite trabajar desde casa, así que el proyecto de reforma e interiorismo a cargo de Marta López Molina se enfocó en concebir un vivienda diáfana, acogedora y atemporal, aprovechando al máximo el reducido espacio.
A excepción de una caja de madera que alberga el baño y una pequeña cocina adaptados a los pilares existentes, el salón y el comedor se diseñaron con planta abierta.
Todo está tratado en un color blanco cementoso con matices cálidos, de manera que solo destaca la caja de madera realizada con panelados de madera de haya.
En el dormitorio principal, destacan las puertas correderas de 2,70 metros de altura, que sirven para independizar la habitación sin perder luz durante el día.
Sobre el suelo y todo el interior del baño se usó microcemento. La encimera de Krion es de una sola pieza, e incluye un mueble en madera de roble.
La grifería de latón es de la firma Vola, un material que a medida que envejece se hace más bello.
La habitación de la pequeña se decoró con una preciosa lámpara de techo con formas de pétalos, y un armario de madera sin tiradores integrado en la pared.
Proyecto e información: Cortesía de Marta López Molina, de Estudio MLM.