Cuando los arquitectos del estudio Gunartea se enfrentaron a este proyecto de reforma integral, sabían que se trataba de un gran reto. Todo tenía que encajar dentro de un marco donde la fachada principal de la vivienda fuera el espacio principal, ubicando tres estancias como el salón, comedor y cocina, siendo cada una independiente y funcional, pero a la vez unidas entre sí.
Como el piso se encontraba en un estado realmente deteriorado, se planteó una reforma integral con la intención de modernizarla y actualizarla, aprovechando las espectaculares vistas a la bahía de la Concha desde los ventanales.
La vivienda se distribuye en una amplia zona común compuesta por salón-comedor integrado con la cocina, además de dos dormitorios y dos baños.
Uno de los requisitos de la reforma fue que la cocina resultara práctica y elegante. Para lograrlo, los arquitectos optaron por armarios sin tiradores lacados en color gris, y diseñaron un espacio oculto donde situaron la despensa y la lavandería.
La iluminación de la vivienda contribuyó a crear espacios muy acogedores y personales, mediante luces indirectas regulables en todas sus estancias.
El pasillo ubicado junto a la entrada del piso da acceso a la zona de noche con dos habitaciones, una principal con armario vestidor y otra para invitados, además de dos baños completos diseñados en líneas limpias y funcionales.
Proyecto e información: Cortesía de Gunartea.