Afincados en Madrid, pero con amor por la costa cántabra, la pareja que adquirió este pequeño apartamento en el precioso pueblo costero de Comillas, buscaba utilizarlo para pasar los fines de semana y alquilarlo cuando no estuvieran.
A pesar de que la vivienda se encontraba en muy buen estado, necesitaba adaptarse al alquiler vacacional y a los gustos y necesidades de sus dueños.
El objetivo: un lavado de cara y un interiorismo que destacase las originales carpinterías y contraventanas de la vivienda, creando espacios confortables y con estilo, cómodos para los huéspedes, pero también fáciles de limpiar y mantener.
Para las paredes se eligió un blanco roto con matices tostados, y se lacaron puertas y rodapiés, haciendo destacar las carpinterías que aportan carácter a las estancias, y que jugaron un papel importante en la elección del mobiliario.
La cuidada distribución, junto al mobiliario y la iluminación, generan atmósferas agradables tanto en los meses fríos como durante el verano.
Se consiguió, además, combinar el nuevo mobiliario con algunos elementos especiales que los propietarios buscaron por su cuenta o ya tenían y querían colocar con cariño, como el lienzo del salón y otros complementos que habían adquirido en algunos de sus viajes. También se buscó un equilibrio entre el mobiliario low cost y las piezas de mayor inversión como el aparador del salón, ajustándose al presupuesto sin descuidar el estilo.
Con un estilo ecléctico que combina el nórdico con el rústico, decantándose por maderas con carácter, fibras y líneas sencillas, no nos cabe duda: este apartamento ha logrado sacar todo su potencial. ¿Tú qué opinas?
ASÍ ESTABA ANTES DEL PROYECTO
Proyecto e información: Cortesía de Fityourhouse AD & Home Staging.