El barrio del Eixample, ideado por el urbanista Ildefons Cerdà como una perfecta cuadrícula de edificios a finales del siglo XIX, sigue siendo en la actualidad una de las zonas más cotizadas de la ciudad condal. En especial, la conocida como Dreta de l’Eixample, residencia de las familias burguesas por aquel entonces.
Hoy, de la mano del arquitecto Paulo Valcic, asistimos a la reforma e interiorismo de uno de estos pisos rebosantes de encanto, próximo al Paseo Sant Juan y cerca de la iglesia de la Sagrada Familia.
Con 60 metros cuadrados y tres habitaciones, la orientación de la vivienda es de norte a sur y goza de la típica forma alargada de los años veinte. Se compone de un hall de entrada, baño de cortesía, sala de estudio, dormitorio principal con baño en suite y sala de estar con cocina y comedor en un solo ambiente.
Se eligió un gris antracita brillante y luminoso como el color principal de las paredes para otorgar esa impresión de lujo y comodidad, además de suavizar y neutralizar el suelo de microcemento gris claro.
El rey del salón es, sin duda, un sofá Chesterfield a juego con un puf de terciopelo verde oscuro que actúa como mesa de centro o reposapiés. Hecho a medida y colocado frente a una pared de ladrillos pintados de blanco, domina el espacio y se consagra como el mueble más llamativo del piso.
La cocina de madera clásica de color marrón tiene forma de L y dispone de una encimera de mármol natural, además de un mosaico blanco hexagonal en las paredes.
Parte de la estancia se diseñó como una península con dos sillas de diseño industrial de la marca Dunke Design.
Acompañando a varias plantas, una mesa de la marca estadounidense CB2 con una tapa de baldosas de mármol en forma de escamas y un borde de latón.
En la ventana tipo saledizo se instaló un banco, y para el cojín del asiento se eligió un tejido con rayas que nos recuerdan a la típica terraza mediterránea.
La nevera de Smeg en color crema aporta un toque retro al área de cocina y comedor.
Para romper la impresión de un pasillo largo y estrecho al entrar en el piso, se construyó un frente de vidrio y hierro como separador en la habitación de estudio. Esta cuenta con un escritorio y una cama de invitados.
En el dormitorio principal, la cama, diseñada por el propio arquitecto, se hizo a medida en una fábrica local. El resto de la decoración se compone de tres espejos con forma de sol de diferentes formas y tamaños colocados sobre el cabecero.
Proyecto e información: Cortesía de Paulo Valcic.